VAMOS A SALIR DE ESTA FIERA

7 2 3
                                    

Allí estaba, aguantando la incomodidad de Melani pegada a mi cuello como una lapa. Intentaba besarme mientras yo me movía de un lado a otro, intentando ser educado, pero dejando claro que no quería absolutamente nada con ella. No es la primera vez que se pasa de lista, y ya estoy cansado de sus juegos. Pero cuando vi la expresión de Brook acercándose, supe que esto iba a acabar mal. Muy mal.

—Vaya, vaya —dijo Brook, con una calma que asustaba—. Parece que alguien no ha aprendido a mantener las manos quietas, ¿eh, Melani?

Melani me soltó, pero no por respeto, sino porque su orgullo herido no le permitía quedarse callada. Giró la cabeza con esa falsa superioridad que tanto me molesta y, con un tono que rozaba lo ridículo, soltó:

—Vaya, Princess. Al final, ¿solo eres una perra celosa? ¿Te da miedo que alguien le quite el juguete a la reina?

Noté cómo Brook se tensaba. Yo sabía lo que eso significaba, y no presagiaba nada bueno para Melani.

—Porque, cariño, con lo aburrido que debe ser estar contigo, no me sorprendería que tu hombre se buscara a alguien más... ¿como yo? —siguió Melani, regodeándose en su propia tontería.

Brook, sin decir una palabra más, sacó la pistola del sofá, ese pequeño detalle que siempre había tenido bajo control, solo por si acaso. Y esta vez, el "por si acaso" había llegado.

—Mira, zorra poligonera... —Brook jugaba con la pistola en la mano, y Melani finalmente empezó a darse cuenta de que las cosas iban en serio—. Estoy cabreada... y armada. Y es una combinación peligrosa, si sumamos que estoy a punto de que me baje la regla. Así que, tú decides: o sueltas a mi marido ahora mismo, o acabo decorando tu cara con un agujero más.

Yo, que me había mantenido en silencio todo este tiempo, no pude evitar soltar una leve risa nerviosa. Sabía que Brook no lo decía en broma.

—¿Tu marido? —Melani intentó reír, pero se le notaba la inseguridad en la voz—. ¿Desde cuándo es tuyo? Si él quisiera, ya estaría conmigo, no con una cría que juega a ser mala.

Antes de que pudiera procesar lo que había dicho, Brook soltó la pistola, le agarró del pelo y le dio un puñetazo directo a la cara. El sonido del golpe resonó en toda la sala. Melani cayó al suelo, llevándose las manos a la cara en un intento patético de protegerse.

Blaze y Mara miraban con la boca abierta, igual que yo. Esto no era algo que se viera todos los días, ni siquiera en el Dark Wells.

Brook no le dio tiempo a reaccionar. La levantó del suelo y la arrastró hasta la puerta trasera. Los gritos de Melani llenaban el pasillo:

—¡Suelta, maldita loca!

Cuando Brook abrió la puerta, allí estaban los chicos de seguridad, que ya sabían lo que había pasado.

—Tranquila, Princess —dijo uno de ellos, medio sonriendo—. Nosotros nos encargamos de echarla.

—Perfecto. Tiene prohibida la entrada, no la quiero volver a ver aquí dentro nunca más —respondió Brook, soltando a Melani como si fuera basura.

Cuando volvió, se acercó a nosotros, que todavía estábamos en estado de shock. Cruzamos miradas, y ella, con toda la naturalidad del mundo, se encogió de hombros.

—¿Qué? —dijo Brook, como si no hubiera pasado nada—. ¿Es que nunca habéis visto a una mujer cabreada?

Blaze fue el primero en reaccionar, riéndose a carcajadas.

—Hostia, Brook... —dijo entre risas—. ¡Ahora se por que Ares te llama fiera!

Brook seguía con la mirada fija en la puerta por donde había salido Melani, claramente cabreada. La tensión en la sala era palpable, y yo no sabía si era el momento de intervenir o dejar que se desahogara.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora