QUIETA FIERA

18 4 7
                                    

Ya ha pasado más de un mes desde lo que ocurrió, y Brook está casi completamente recuperada. Las heridas de las balas y el corte han ido sanando mejor de lo que esperaba, pero Lynx sigue insistiendo con que coma verduras, y eso a Brook le está costando más que la recuperación en sí.

Hoy, cuando me acerqué a la cocina, la vi sentada con el plato delante, mirando su comida como si fuera un castigo.

-De verdad, Ares -me dijo, empujando el plato hacia mí con cara de asco-. ¿Por qué a Lynx se le ha metido en la cabeza que tengo que comer estas cosas verdes? ¡Si ya estoy casi bien!

Me apoyé en la encimera y me crucé de brazos, aguantando una sonrisa. Sabía que odiaba las verduras casi tanto como odiaba que la forzaran a hacer algo.

-Es por tu bien, fiera. -Me acerqué y me senté a su lado-. Si las comes, te recuperarás del todo. Además, piensa en lo que ha hecho Lynx por ti.

Brook resopló, cogió un brócoli con el tenedor y lo miró como si fuera un alienígena.

-Esto no puede ser comida. Seguro que ni a Jaguer ni a Nanuk les gusta. -Y entonces, con disimulo, intentó tirar el trozo de brócoli al suelo para que lo cogieran los perros.

-Brook... -la advertí con tono serio, pero no pude evitar reírme un poco-. Sabes que Lynx no es tonta, ¿verdad? Si te pilla, va a ser peor.

-Pues que se lo coma ella, yo ya he cumplido. -Se encogió de hombros y me miró con esa carita de niña que sabe que me tiene en el bolsillo-. ¿A ti te gustan estas cosas? ¿Quieres mi plato?

-Ni lo sueñes. -Le quité el plato antes de que intentara otro truco, pero aún así la miré con una sonrisa-. Vamos, que te quedan dos bocados. Si te los comes, te prometo que te traigo chocolate después.

Ella alzó una ceja, claramente considerando el trato. Al final, suspiró y, con un gesto dramático, se comió lo que quedaba en su plato. Pero justo en ese momento entró Lynx y, por supuesto, vio lo que estaba pasando.

-Brook, te he visto -dijo Lynx riendo mientras la señalaba-. No puedes seguir dándoles la comida a los perros, ¿vale? Sabes que es por tu salud.

Brook puso una cara de "pillada" y se encogió de hombros, como si no fuera con ella.

-Oye, lo intento, pero... soy más de pizza, ya lo sabes.

-Y de chocolate -añadí, guiñándole un ojo.

Lynx negó con la cabeza, pero también sonrió.

-Bueno, estás casi bien, así que no seré demasiado dura contigo. Pero nada de evitar las verduras, ¿entendido? O si no, tendré que idear nuevas maneras de hacer que las comas.

-¿Qué pasa, me vas a hacer puré y meterlo en un batido? -Brook se rió, pero Lynx solo la miró con una sonrisa traviesa.

-No me des ideas, que luego te arrepentirás -respondió Lynx, antes de volverse hacia mí-. Cuídala, Ares. Lo estás haciendo bien.

Cuando Lynx se fue, me acerqué a Brook y la abracé desde atrás, rodeándola con los brazos.

-Venga, fiera -le susurré al oído-. Lo has hecho bien, ahora te toca la recompensa.

Ella se giró hacia mí, con esa sonrisa que me volvía loco.

-¿El chocolate? -preguntó con los ojos brillando.

-Y algo más si te portas bien. -Le sonreí de vuelta.

Brook rió suavemente mientras se apoyaba en mi pecho, claramente ya más animada. No importaba cuántas verduras tuviera que comer, siempre estaría ahí para hacerle más fácil todo lo que pudiera.

DARK ELITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora