37. ¿Está todo bien?

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٬٬⠀¿Está todo bien?⠀─

Tras la misión, Nate sentía una fatiga tan profunda que era como si cada paso lo acercara más a un abismo. El viaje de regreso al distrito Blanco fue silencioso, apenas interrumpido por la respiración pesada y los pensamientos oscuros que lo asaltaban. La imagen de Leo desplomándose, el sonido del disparo, todo seguía repitiéndose en su mente como un disco rayado.

Al llegar a su edificio, subió lentamente las escaleras hasta su piso, necesitaba tiempo para pensar y el vivía en el doceabo piso.

La noche había caído hace horas, y el silencio era casi palpable, apenas roto por el eco de sus pasos en los pasillos vacíos. Sabía que no podría dormir esa noche, pero necesitaba algún tipo de consuelo, algo que pudiera apaciguar la tormenta que rugía en su interior.

En lugar de dirigirse a su propia habitación, Nate caminó hasta la puerta de la habitación de Mery. Estaba entreabierta, y una luz suave se filtraba a través del umbral. Empujó la puerta con suavidad, evitando hacer ruido. Mery estaba dormida en la cama, su figura pequeña y delicada parecía vulnerable bajo la luz de la luna que entraba por la ventana.

Sin hacer un sonido, Nate se acercó y se tumbó a su lado en la cama. El colchón se hundió ligeramente bajo su peso, pero Mery no se movió. La observó en silencio por un momento, dejando que la tranquilidad de su respiración lenta y regular lo calmara. Todo lo que había sucedido esa noche, las decisiones difíciles, las pérdidas, se desvanecían un poco con solo estar allí. Sintió una oleada de emociones que no pudo contener. Rodeó a Mery con un brazo, acercándola suavemente hacia él, como si su cercanía pudiera de alguna manera mitigar el dolor y el horror de lo que había presenciado.

Mery se removió ligeramente ante su toque, despertando poco a poco. Parpadeó, desorientada por un momento antes de darse cuenta de que Nate estaba allí, acostado a su lado. Se giró lentamente hacia él, sus ojos somnolientos buscaban los suyos.

── ¿Nate? ── murmuró Mery, con voz ronca de sueño. ── ¿Qué haces aquí? ¿Está todo bien?

Nate no respondió de inmediato. Simplemente la miró, como si estuviera tratando de encontrar las palabras correctas en medio de la neblina de sus pensamientos. Había tantas cosas que quería decirle, tantas emociones que quería expresar, pero ninguna palabra parecía adecuada.

── Solo... necesitaba estar contigo ── respondió finalmente, su voz baja y cargada de cansancio.

Mery sintió la tensión en su cuerpo, la gravedad de su tono. Aunque estaba medio dormida, la preocupación comenzó a despertarse dentro de ella. Alzó una mano para acariciar suavemente su rostro, sus dedos trazando el contorno de su mandíbula.

── Nate, ¿qué pasó? ── preguntó, su voz llena de preocupación. ── ¿La misión...?

Mery sintió un olor metálico proveniente de Nate, el olía a sangre y sin respirar profundo pudo percatarse. Algo malo sucedió y Mery lo descubrió.

Nate cerró los ojos al sentir su caricia, permitiéndose un breve momento de alivio. Aún podía escuchar el eco del disparo en su mente, la imagen de Leo cayendo ante él.

── Leo está muerto ── dijo finalmente, con un susurro que parecía apenas un aliento. ── Él... se quitó la vida delante de mí.

Mery contuvo la respiración ante la confesión, sintiendo un nudo formarse en su garganta. Su preocupación en ese momento se centraba en Nate y en el impacto que este evento podría tener sobre él.

── Lo siento tanto, Nate ── dijo ella, acercándose más, acunando su rostro con ambas manos. ── Debió ser terrible.

── No pude detenerlo ── continuó Nate, la voz quebrándose. ── No pude hacer nada para ayudarlo. Simplemente... no pude.

Los Estigmas de Nate Edevane (+18) #1 EDLD ✔️ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora