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El viento removió el cabello de Gaeul y dejó sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo

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El viento removió el cabello de Gaeul y dejó sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo.

El invierno ya estaba amenazando con devorar a Seúl y el frío la envolvió por completo. Revisó nuevamente la hora en su celular y suspiró, al verificar que su clase había comenzado hace siete minutos y que Mingi aún no aparecía con Yunho.

A pesar de que Song le dijo que no era necesario esperarlos cuando ella lo llamó mientras viajaba en el metro, quiso hacerlo. De cierto modo se había acostumbrado a la compañía de ellos y cuando estaba sola en su dormitorio o acompañada de Haneul, se sentía levemente vacía; como si un tipo de insecto estuviera comiendo sus órganos de manera lenta y tortuosa.

Observó sus pies y los golpeó de manera insistente contra el suelo, buscando calentarlos aunque sea de manera leve. Los tenía más que congelados y, al parecer, usar dos pares de calcetines había sido un error, dado que sólo estaban logrando obstruirle la circulación de la sangre.

Un suspiro, acompañado de vaho, se escapó de su boca en cuanto unos brazos le rodearon los hombros y la atrajeron hacia un cuerpo ajeno, que no tardó en reconocer a causa del embriagador aroma.

Su corazón se aceleró de súbito y pidió mentalmente a gritos que sus piernas no le fallaran. Debía mantenerse de pie si no quería romper el cálido contacto que le estaba proporcionando Yunho.

En extrañas ocasiones el muchacho había permanecido abrazado por mucho tiempo junto a ella, pero ahora parecía que no tenía intenciones de soltarla nunca, y aquello no le molestó en lo absoluto a Moon, se sentía completamente atrapada por Jeong.

No obstante, un carraspeo proveniente de la garganta de Mingi, no tardó en ocasionar que Yunho se separara de ella.

—Creo que es momento de entrar —sugirió Song y ambos muchachos le asintieron con una sonrisa en sus labios.

Mingi se adelantó y Yunho junto con Gaeul lo siguieron.

En cuanto entraron a la sala de clases, Mingi se sentó en los primeros asientos con la muchacha, ya que era una de sus asignaturas favoritas.

Gaeul no pudo evitar la felicidad que la llenó cuando leyó que tendría Fotografía dentro de la carrera, aquello siempre le había gustado y fue un aspecto relevante al decidir estudiar en la Universidad de Seúl.

En el caso de Mingi, él en escasas ocasiones había tomado una cámara o, incluso, sacado fotos con su móvil, pero Yunho amaba capturar momentos especiales para siempre y le transmitió aquel gusto con los años.

Ahora, Mingi podía asegurar que el noventa por ciento de las fotos que estaban en su galería las había tomado porque Jeong le mencionaba que cómo podía ser tan idiota y dejar pasar un momento tan bonito sin un registro digital.

Mingi sonrió por instinto al casi escuchar a Yunho diciéndole «la mente es traicionera, al menos las fotos no lo son», dado que era algo que le repetía con constancia.

lucid ; j. yunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora