El cuerpo sudado de Yunho preocupó a Gaeul.
A pesar de que eran las siete de la tarde y que no hacía ni una pizca de calor en la habitación del muchacho, él estaba prácticamente en llamas.
No quiso despertarlo, ya que le había costado bastante conciliar el sueño. Los síntomas de la abstinencia habían estado presentes desde la tarde del día anterior, luego de que llegaran a casa tras la primera sesión de Yunho.
Cuando llegaron, lo primero que hizo Jeong fue tomarse el litio en las dosis recetadas, además de unos pequeños gramos de metadona, que funcionarían para que los síntomas de abandonar su consumo recurrente no se percibieran tan agresivos en su cuerpo.
Al menos, algo positivo era que las características del nuevo episodio de manía que lo estaba acechando, habían desaparecido casi en su totalidad, y no exactamente para ser reemplazados por una depresión.
Era la primera dosis de litio del muchacho y Gaeul debió darle una gran cantidad, por lo que no le sorprendió que el medicamento hiciera efecto a tan corto plazo.
Con lo que ahora debían batallar era con el cuerpo de Yunho, que se sentía demasiado enfermo como para funcionar sin opioides corriendo por sus venas. La ansiedad no era tan elevada, pero constantemente Yunho le pedía a Gaeul que le triturara hidrocodona y, cuando ella se negaba, él se irritaba, pero la muchacha descubrió que un beso en su frente bastaba para recordarle que todo lo que estaban haciendo era por su bien.
Incluso, Yunho le confesó que, cuando estuviera estable por completo y limpio, le gustaría llevarla al primer museo que visitó en su vida, aquel que lo había impulsado para estudiar Bellas Artes.
Un quejido la trajo nuevamente a la actualidad y se percató de que Yunho se había despertado. Con la tenue luz entrando por sus ventanas que no alcanzaba a ser cubierta con las cortinas, Gaeul observó las grandes pupilas dilatadas del joven.
—¿Estás bien? —inquirió dubitativa Moon, sin saber muy bien qué era lo que exactamente necesitaba Yunho.
—Creo que voy a vomitar.
Como pudo, Jeong se incorporó del colchón que lo acunaba y caminó con dificultad al baño. Gaeul, de inmediato, lo siguió, cuidando que no cayera de bruces al suelo, no obstante, se detuvo en cuanto sintió su mirada desaprobatoria antes de que ingresara al baño con él.
—Puedo tener mucho sueño aún, pero no dejaré que me veas vomitar, es asqueroso.
Cerró la puerta, no sin antes sonreírle como pudo a Gaeul.
Durante esos minutos, para no prestarle mucho atención a los sonidos que provocaba la garganta de Yunho, se dirigió a tomar su móvil que estaba sobre la mesa de noche y se sentó en la cama, esperando a que el pelinegro terminara.
Tenía tres llamadas perdidas de su mamá y cinco de Haneul. Maldijo en silencio y decidió llamar a su hermana, ya que probablemente se encontraba en casa con sus padres.
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lucid ; j. yunho
Fiksi PenggemarCuando crees tenerlo todo, la vida se encarga de arruinarlo. Gaeul en su primer año de universidad, conoce a Jeong Yunho, quien la atrae desde el primer instante en que lo ve, con su aura misteriosa y oscura. No obstante, la joven no es consciente d...