Capitulo 28: Seamos Felices

191 34 6
                                    

72 horas después

El Príncipe fue de dado de alta sorprendiendo al doctor por su rápida recuperación. El auto se estaciono frente al palacio y Zee abrió la puerta ayudándolo a bajar con cuidado. Nunew no pudo evitar sonreír por como lo estaba tratando, cuando sobre la camilla no fue tan delicado con su cuerpo. Sentía vergüenza de solo recordar lo que hicieron y no una, los tres días restantes en el hospital, no les importo saciar su deseo, comportándose como dos animales en celo. Su rostro se ruborizo por las imágenes que vinieron a su mente.

Se miraron con picardía a los ojos recordando los encuentros acalorados en el hospital, independientemente de que el chofer y guardaespaldas estuvieran observando, Zee dio un beso corto al príncipe en sus labios con una sonrisa de oreja a oreja. Nunew no se quedó con las ganas y envolvió el cuerpo de su esposo con sus brazos, atrapándolo para que no escapara. Sellando su boca hambrienta contra la de Zee, no era bien visto ese tipo de escenario en la familia real y mucho menos en frente de los empleados. Pero para ellos ningún protocolo importaba. Los suaves y exquisitos labios del príncipe enloquecían los sentidos de Zee, haciéndolo olvidar el mundo exterior, su cuerpo se acaloraba cada vez que lo tenía entre sus brazos y el deseo por poseerlo se hacía presente. Nunew deseaba ahora mismo encontrarse en un sitio menos público, todo su ser rogaba sentir las manos de Zee sobre él, su boca recorriéndolo de pies a cabeza, Que utilizara su lengua donde su cuerpo aclamaba por ser tocado. Ardían el uno por el otro y Zee tuvo que romper el beso, porque si seguían, sería capaz de volver a meterlo en el auto y hacerle el amor allí mismo.

— Tenemos que entrar, su alteza — musito con la voz afectada por el beso contra los labios del Príncipe, saboreándolo por última vez, antes de desviar su mirada a los presentes que tenía sus rostro como un tomate, por el espectáculo que dieron. — Nos están esperando.

Nunew asintió relamiéndose los labios provocando intencional a Zee, que trago saliva por semejante tentación en frente. Vacío su mente de todo lo que deseaba hacer en ese momento y coloco una mano en la espalda del Príncipe para animarlo a entrar dentro del palacio. Las puertas fueron abiertas por los guardias reales, dando paso al príncipe heredero junto a su esposo. El mayordomo Lee fue el primero en darle la bienvenida, alegrándose que estuviera bien, los reyes esperaban en el salón ansiosos por ver a su adorado hijo. Zee condujo con lentos pasos al príncipe, rodeando con su brazo el cuerpo delicado que debía guardar mucho reposo. El primero en abrazarlo fue el rey surchat, Nunew correspondió el abrazo de su padre porque lo extrañaba mucho. Eran una familia, siempre fue un buen padre abnegado con él.

— Te amo hijo, eres lo más importante para nosotros y no tienes por qué dudarlo — dijo sentimental, mirándolo a los ojos con cariño — Ya nadie te va a lastimar.

— Quiero hablar con todos por la tarde, ahora necesito tener una conversación con la reina — puntualizo firme contemplando la expresión de sorpresa de su familia — Acompáñame a mi habitación su majestad.

Wattana hizo lo que pidió el Príncipe y con la ayuda de Zee. Llevaron a Nunew a su habitación. Los dejo solo, imaginándose de lo que iban a conversar, a partir de ese día, viviría su vida junto a Nunew, sin importar los secretos del pasado y deseaba que el Príncipe pensara de la misma manera.

La reina acomodo la almohada detrás de la espalda del príncipe para que su cuerpo quedara recostado, acerco la silla a la cama y tomo asiento nerviosa, no quería que su hijo la odiara por sus pecados. Nunew observo el rostro de su madre asustado y sintió un poco de pesar.

— Zee nos contó todo, las mentiras que invento el rey de Berbania sobre tu padre y tío. Las fotos que te envió de ellos dos, causando tu accidente, las cosas horribles que hice, ocasionando la muerte de madre. Las demás cosas serán aclaradas por el mismo Zee, quiero que sepas, que no tengo perdón de Dios, aceptare no tener el perdón de ambos hermanos, inclusive el tuyo tampoco. El único deseo es que no dudes de mi amor por ti cariño, y muchos menos dejes ir tu felicidad por culpa de un corazón rencoroso.

El Capitán Del PrincipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora