☂︎𝗧𝗛𝗘 𝗨𝗠𝗕𝗥𝗘𝗟𝗟𝗔 𝗔𝗖𝗔𝗗𝗘𝗠𝗬━━ cinco

01 | EL OTRO LADO

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— Oye ¡espera! — Cinco persigue a Amaris por las calles de aquella ciudad nueva para él, tratando de alcanzarla y obtener todas las respuestas a sus preguntas— ¿puedes escucharme por un segundo?

El chico la jala del brazo, a lo que ella le da una mirada expectante y decide detener su camisa para escucharle, al igual que Calvin, quien se mantiene a su lado en silencio.

— ¿Dónde está Amelia?

— ¿Puedes dejar de nombrarla tanto? Sé que la amas y todo eso, pero pareces obsesionado — bromea, al notar que ninguno se ríe, suspira para tomar seriedad en el asunto — no soy la persona indicada para decirte esto ya que, bueno, soy la culpable de que ella no esté aquí, pero... Te daré un consejo, supérala. Ya está. No volverá.

— ¿Cómo sabes eso? — insiste.

— Soy un demonio y fui amante del diablo, obviamente sé muchas cosas. — responde egocéntricamente y se da la vuelta para irse.

— Por favor — ruega Cinco, insistiendo, ella detiene su paso, sin mirarlo — solo necesito saber dónde está o si puedo encontrarla.

Amaris mira a Calvin de reojo, quien le hace una seña para ayudarlo. Ella pone los ojos en blanco y mira por encima de su hombro, dispuesta a darle una respuesta adecuada a su petición.

— Por más que intentes buscarla, no lo lograrás. Amelia está en un lugar del cual jamás podrá salir sin ayuda, o al menos no de este lado. — él frunce su ceño, confuso ante su última oración— si me disculpas, debo ocuparme de mis asuntos. Vámonos.

Amaris continúa su camino, Calvin le da una última mirada a Cinco y la sigue.

Él se queda en medio de la acera, sin saber qué hacer. Su familia lo había dejado a su suerte y su pareja no estaba, así que no tenía más opciones que hacer lo mismo que los demás: rehacer su vida. Aunque no lo quisiera así.

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Amelia siente su piel quemar y un extraño olor a cigarro combinado con un incesante olor a azufre. Una luz intensa fastidia en sus párpados, los cuales abre con lentitud, encontrando un cielo resplandeciente como el fuego. Girando su vista a lo lejos, viendo una ciudad interminable, teñida del color rojo que abarcaba el cielo brillante.

Se puso de pie, un aire frío chocó contra ella y se abrazó a sí misma. Dió un vistazo detrás suya, tratando de ver un camino, sin embargo, la neblina roja hacía parecer que no había más nada alrededor que aquella ciudad. Volvió su vista al frente, pero se sobresaltó al encontrar a un hombre frente a ella, vestido de traje negro, con una sonrisa amplia en el rostro.