01 | VIDA EN LA CALLE

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Amelia siente el mundo dar vueltas y los lejanos gritos de sus hermanos a su alrededor. Mantiene los ojos cerrados por la cegadora luz que la ataca, hasta que golpea su cuerpo contra el pavimento duro. Abre los ojos con lentitud, notando que está en un callejón. Voltea a su lado, encontrando a Diego, quien aterrizó justo al mismo tiempo que ella. Ambos observan el portal encima de ellos, que desaparece dejándolos allí.

— Amelia ¿estás bien? — pregunta a su hermana, ayudándola a levantarse.

— Sí, creo que sí, estaré bien. — mira a su alrededor — ¿Dónde estamos?

Salen del callejón, encontrándose con una solitaria calle, rodeada de tiendas antiguas. Escuchan el grito de una señora pidiendo auxilio. Diego, siendo la persona con complejo de superhéroe de la familia, va a ayudarla. Amelia se acerca a un televisor, tratando de buscar respuestas.

— No puede ser— murmura impactada, viendo al presidente John F. Kennedy dando un discurso.

— Estamos en 1963. 1ro de septiembre del 63. — dice igual en shock. — ¿dónde están los demás?

Amelia parpadea, sin entender cómo llegaron allí, y, sobretodo, preguntándose dónde estará el resto de su familia. Ni siquiera tiene sus poderes para encontrarlos. Diego la nota pensativa, por lo que posiciona su mano en su hombro.

— Tranquila, encontraremos la forma de salir de aquí. Ahora buscaremos refugio. Lo prometo.

Deciden irse y buscar un lugar donde descansar o al menos estar seguros. Caminan por la acera, examinando cada local por el que pasaban, viéndose todo muy diferente. Amelia alza la vista, admirando la luna completa. Tiene sentido pues en esta época no hubo Apocalipsis. Diego encuentra un lugar limpio debajo de un puente, donde toman asiento y él hace una fogata por el frío de la noche.

— ¿Por qué caímos aquí? — cuestiona confundido.

— Debió ser un fallo en las ecuaciones de Cinco. Él mismo lo dijo, no aseguró que funcionaría a la perfección.

— Sí, pero al menos nos pudo advertir que caeríamos lejos y separados. Ni siquiera sabemos si están vivos o muertos.

— Deben estar vivos, no ha pasado ni un día desde que aparecimos aquí, ¿y si están en problemas y nos necesitan? debemos ser pacientes. — se niega ante la idea tan horrible. Lo que menos quiere imaginarse es que su familia nunca los encuentre o, aún peor, esté muerta.

—Es más probable que nos muramos de hambre antes de que alguno de ellos nos encuentre. — Número Ocho baja su mirada. Diego aveces es muy sincero.

☂︎𝗧𝗛𝗘 𝗨𝗠𝗕𝗥𝗘𝗟𝗟𝗔 𝗔𝗖𝗔𝗗𝗘𝗠𝗬━━ cincoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora