🐺Capítulo 13🐺

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MÓNICA

Él me miró con una sonrisa, pero no quería dejarme llevar por lo que me transmitía su gesto.

—Mira, sé de qué trabajabas, y el alfa piensa que eso no se vería bien con su reputación. Pero no le hagas caso. Tú vales por lo que eres, no por cuántos hombres o lo que sea que hayas hecho —dijo, su voz firme y cálida.

—Muchas gracias. No me acuerdo desde cuándo alguien que no fuera mi amiga me defendía así —dije, sintiendo una calidez inesperada en su apoyo.

—No te preocupes. Tú eres más linda de lo que crees y si logras enojarlo o excitarlo, cualquiera de las dos opciones te dará un buen resultado —me aconsejó con una mirada comprensiva.

—Muchas gracias, Beta —respondí, sintiéndome un poco más fortalecida por sus palabras.

—Para eso estamos, Luna. Espero que me consideres tu amigo; solo quiero ayudarte a ti y al alfa —dijo, mientras se levantaba y salía de la habitación.

Una vez sola, empecé a preparar mis planes. Si iba a estar aquí, tendría que hacerlo divertido. Recordé lo que Marco había dicho: enojo y placer son las claves para sacar a su lobo. Así que empecé a pensar en cómo podría ponerlo celoso o, mejor aún, en qué manera podría provocarlo.

Me levanté de la cama, limpié una lágrima que había caído sin permiso y me puse un poco de labial rosado. No demasiado, solo lo suficiente para que mis labios se vieran tentadores.

Salí de la habitación, pero la casa estaba vacía. Solo había un par de personas en la puerta, cuidándola como si en el interior hubiera millones de enemigos.

Comencé a caminar por los pasillos silenciosos, y fue entonces cuando escuché un ruido proveniente de la habitación de Jackson, aquella a la que me había llevado cuando llegué. Me acerqué a la puerta, intrigada, y decidí escuchar.

—Ya te dije que lo nuestro se terminó. Ya encontré a mi compañera —escuché la voz profunda de Jackson, autoritaria y distante.

—No puede dejarme por esa puta —respondió una voz femenina, llena de veneno.

Un torrente de enojo me invadió al oír esas palabras. Sin pensarlo más, abrí la puerta y entré en la habitación. Las cabezas de ambos giraron hacia mí, sorprendidas.

Mire a la chica de arriba abajo, despreciando su actitud y su lugar en esa situación.

—Repite lo que acabas de decir en mi cara —dije, en un tono que proyectaba tanto desafío como la rabia que crecía dentro de mí.

Una tensión palpable llenó el aire. La mujer se quedó boquiabierta, y en los ojos de Jackson vi una mezcla de sorpresa y algo más profundo, como si estuviera evaluando la situación. Este era el momento en que todo podía cambiar.

La Prostituta Del Alpha MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora