🐺Capítulo 3🐺

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MÓNICA

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MÓNICA

Se alejó de mí, y sus ojos pasaban de un marrón cálido a un negro profundo que devoraba todo lo blanco de su mirada. La transformación era aterradora, y debería asustarme, pero por alguna razón, esa oscuridad solo me hacía sentir protegida. Era como si un instinto primitivo me estuviera diciendo que, a su lado, era imposible que algo me hiciera daño.

—¿Qué es lo que quieres de mí? —pregunté, tratando de recuperar el control de la situación— ¿Una hora? ¿Una noche, como los otros clientes?

Apenas terminé la pregunta, la palabra "cliente" salió de mis labios y, en un instante, sus ojos marrones se oscurecieron completamente, cubriendo su mirada en absoluto negro. Una sensación de adrenalina recorrió mi cuerpo, y un estremecimiento involuntario se apoderó de mí.

Se acercó a mí con una rapidez que apenas pude anticipar, y antes de que pudiera reaccionar, me tomó por la cintura, levantándome del suelo y arrojándome a la cama con un movimiento brusco.

—Te pagaré lo que quieras —dijo, su voz baja y gravosa mientras se inclinaba hacia mí, sus ojos negros llenos de deseo— Pero ahora necesito hacerte mía, y no seré suave. Te pagaré el doble si aguantas.

Mis pensamientos se dispersaron en ese momento. La mezcla de su promesa de dinero y la intensidad de su mirada oscura me hizo sentir atrapada entre el miedo y la excitación. Parte de mí quería escapar, pero el otro lado, el que había comenzado a dejarse llevar por esa conexión inexplicable, sentía cómo esa chispa me daba vida.

—¿Por qué deberías pensar que puedo aguantar? —respondí, intentando que mi voz sonara desafiante, aunque sabía que había deseado que el beso salvaje anterior se repitiera.

—Porque no soy como los otros, Mónica —dijo, su tono asesino y persuasivo. Se inclinó más cerca, su aliento caliente recorriendo mi piel—Esta noche será diferente.

Lo que dijo resonó en mi mente y, en ese momento, sentí cómo la línea entre lo que realmente quería y el motivo de mi vida se difuminaba aún más. Mis instintos me decían que estaba a punto de cruzar una frontera. Pero, en el fondo, una curiosidad palpable comenzó a despertar dentro de mí.

—Está bien —dije finalmente, tratando de mantener mi voz firme—Pero si quieres que aguante, tendrás que asegurarte de que esto se sienta bien.

Un destello de sorpresa cruzó su rostro, y luego sonrió, con un brillo oscuro en sus ojos que me hizo temblar.

—Me gusta tu valentía —murmuró, y en un instante, volvió a caer sobre mí, sus labios reclamando los míos con una urgencia salvaje.

Los gruñidos que salían de su boca fueron como un eco de deseo, resonando a través de la habitación, haciendo que una excitación palpable emergiera en mí, intensificando cada palpito de mi corazón. Sentí cómo mis bragas empezaban a humedecerse, a punto de gotear, y la conexión entre nosotros se volvió eléctrica, poniendo a prueba mis límites mientras me rendía a su magnetismo.

Mientras sus labios se movían con pasión y el profundo sonido de su gruñido llenaba el aire, toda la lógica y el juicio se desvanecieron; solo quedaba el fuego que él avivaba en mí, dejándome completamente a su merced.

La Prostituta Del Alpha MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora