🐺Capítulo 6🐺

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MÓNICA

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MÓNICA

Este hombre me follaba como si quisiera romperme, y sus gruñidos solo alimentaban mi deseo, intensificando las ganas que sentía de entregarme por completo a él.

—¡Jackson, no puedo aguantar más! —grité, el placer envolviéndome por completo. —Estoy cerca... ¡me voy a venir!

Apenas terminé de hablar cuando él aumentó su penetración, su voz resonando en mi mente.

—Córrete en el pene de tu compañero.

El placer se intensificó en un instante, y cuando mi orgasmo llegó, fue tan fuerte que mi cuerpo entero se sacudió. Jamás me había corrido tan fuerte en mi vida. Era como si todas mis reservas se desvanecieran, dejándome expuesta y vulnerable.

Jackson siguió moviéndose hasta que se detuvo de golpe, gritándole a la habitación:

—¡Mía!

El gruñido que salió de él resonó en mis oídos mientras sentía su líquido caliente llenar cada parte de mí. Era una mezcla de sensaciones abrumadoras que me dejaban completamente aturdida.

Cuando finalmente salió de mí, se levantó de la cama, recogiendo su ropa y vistiéndose con una eficiencia sorprendente. Me miró, su expresión seria.

—Límpiate y ven a la sala —dijo, como si diera una orden.

Con un ligero temblor en las piernas, me dirigí al baño. Me vestí lo mejor que pude, pero al intentar ponerme la lencería, me di cuenta de que no podía; él la había roto, y no había manera de arreglarlo. Con un suspiro resignado, salí de la habitación y fui hacia la sala.

Jackson estaba sentado en un sofá, su postura seria pero intrigante. Tomé asiento frente a él y, justo cuando pensaba que la conversación se mantendría entre nosotros, la puerta se abrió de golpe. El chico que había aparecido cuando estaba con Miranda entró, una mirada de determinación en su rostro.

Colocó un portafolio en la mesa, y cuando lo abrió, mis ojos se abrieron de par en par al ver que estaba lleno de dinero. No sabía cuántos dólares había, pero era una cantidad abrumadora, mucho más de lo que había visto en toda mi vida.

Fue entonces que escuché la voz de Jackson rompiendo el silencio.

—Un millón de dólares por cada mes que pasemos juntos, si te casas conmigo.

Las palabras lo golpearon como un yunque, y mi mente comenzó a girar. La idea de un compromiso, una promesa de futuro, se mezclaba con la locura de lo que acababa de vivir. ¿Podía realmente considerar esto? La ambición de una vida mejor y la atracción que sentía por él se entrelazaban en un torbellino de emociones.

—¿Un millón de dólares? —musité, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho. —¿Y qué ganaría yo con esto?

Jackson se inclinó hacia adelante, su mirada penetrante que parecía atravesar cada una de mis dudas.

—Ganaría un compañero, alguien que te protegerá y te dará una vida que jamás imaginaste. Pero la decisión es solo tuya.

Aquel momento era crucial; una encrucijada en la que debía decidir entre un futuro incierto y una vida que había conocido.

La Prostituta Del Alpha MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora