🐺Capítulo 17🐺

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JACKSON

No sabía cómo explicarlo. Siempre había tenido el control sobre mi lobo, pero esta mujer... solo con gritar o con cualquier cosa que hiciera, él salía y tomaba el control de todo. Era frustrante. La miré mientras las lágrimas caían de sus ojos, y mi lobo en mi cabeza gritaba que había sido cruel. Era obvio que no podía hablar, pero lo entendía, él era parte de mí, al igual que yo de él.

Cuando mi lobo estaba en la superficie, me obligaba a decir cosas y a sentir lo mismo que él sentía por ella. Mónica era un enigma que desataba en mí emociones que nunca pensé que experimentaría.

Ella se alejó de mí, y un gruñido salió de mis labios, una pura manifestación de mi frustración. Sabía que la estaba lastimando, pero no podía evitarlo.

—Tengo que ir a comprar ropa —dijo, intentando aparentar una calma que no sentía.

—Llamaré a Marco para que te acompañe —le respondí, tratando de mantener mi voz neutral.

Entré en trance y me conecté con Marco. Teníamos un vínculo mental increíble; él podía escuchar mis pensamientos sin necesidad de que hablara con él.

Su voz resonó en mi mente al instante.

—Dígame, alfa, ¿para qué soy bueno? —preguntó en tono burlón.

—Llevarás a Mónica de compras —dije con firmeza.

—Con mucho gusto, pero espero que tu lobo no se ponga celoso cuando esté muy feliz conmigo —bromeó.

Un gruñido salió de mi boca para dejarle claro que no estaba de humor para sus juegos. La protección que sentía por Mónica me hacía un poco posesivo.

—Por favor, no me digas que andas posesivo, alfa —dijo, riéndose.

—Muy chistoso. Muévete, quiero que estés aquí en cinco minutos —ordené, sintiendo que la impaciencia me invadía.

Sin esperar su respuesta, salí del trance y miré a Mónica, que me observaba con una expresión de confusión y preocupación.

—¿Qué pasa? —pregunté, notando que la intensidad de su mirada me incomodaba.

—Solo te quedaste parado, sin pestañear, mirando a no sé dónde —respondió, un leve temblor en su voz.

—Solo me estaba comunicando con Marco. Llegará aquí en unos minutos. Ve a cambiarte —le dije, intentando no mostrar la frustración que sentía.

—Está bien —asintió, pero podía ver que aún estaba algo insegura.

—Pero, por favor, ponte algo decente —agregué, mi tono más suave, aunque la advertencia seguía presente.

Mónica me miró con un rayo de desafío en sus ojos, y, por un momento, el aire entre nosotros se cargó de tensión. Mirarla así solo confirmaba lo que mi lobo sentía: ella era especial, y no podía dejar que nada la lastimara. Pero también sabía que debía darle espacio, que necesitaba entender cómo encajábamos en este mundo que era completamente nuevo para ella.

Mientras ella se alejaba para cambiarse, traté de calmar la tormenta de emociones en mi interior. La atracción, la ira, la necesidad de proteger; todo se mezclaba dentro de mí como un torbellino. Al final del día, solo quería que Mónica supiera que, aunque mi lobo pudiera ser posesivo, mis intenciones eran genuinas.

—Esto no va a ser fácil —murmuré para mí mismo mientras esperaba.

La Prostituta Del Alpha MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora