La Prostituta Del Alpha Mafioso

🐺Capítulo 30🐺

JACKSON

La llevé de vuelta a la cama, preocupado pero decidido a asegurarme de que estuviera bien. Me senté cerca de ella y coloqué un plato con comida frente a ella, una mezcla de cosas que sabía que le gustaban, esperando que eso la animara.

—Come, por favor —le dije, sintiendo que la tensión en mi pecho iba en aumento.

Sin embargo, apenas había comenzado a comer cuando la vi detenerse. Un gruñido bajo salió de mi boca, casi involuntario, mientras una oleada de frustración me invadía.

—¡Sigue comiendo! —gruñí, sintiendo cómo el instinto alfa se apoderaba de mí.

Era extraño y, a la vez, un poco estúpido. Sabía que lo que estaba haciendo era una manifestación del vínculo que habíamos formado, pero no esperaba que fuera tan fuerte. La urgencia por asegurarme de que estuviera bien se apoderaba de mí con cada segundo que pasaba.

Mónica me observó, sorprendida por mi reacción, pero no tardó en volver a la comida. Me quedé allí, viéndola comer, sintiendo un profundo sentido de protección. Cuidarla se volvió mi prioridad, y la necesidad de estar cerca de ella se hacía más intensa.

Mientras ella masticaba, me permití un momento para observarla. La forma en que acariciaba la comida, la delicadeza con la que trataba de satisfacer su hambre mientras era consciente de mi presencia, era admirable. Cada bocado parecía darle vida, y a medida que la veía reponerse, mi corazón se llenaba de tranquilidad.

No podía evitar sonreír mientras la miraba. Era una mezcla de fuerza y vulnerabilidad que me dejaba sin palabras. Ese instante, esa conexión, me hizo darme cuenta de lo afortunado que era de tenerla a mi lado. Sabía que todo lo que había sucedido nos había unido de una forma intensa y duradera, y a pesar de mis preocupaciones por llevar una vida normal, en ese momento todo lo que realmente quería era estar allí para ella.

—¿Te sientes mejor? —le pregunté, manteniendo mi mirada fija en ella, disfrutando de la alegría que emanaba de su presencia.

Asintió, y el brillo en sus ojos me dio la certeza de que, aunque el camino por delante podría ser complicado, estábamos juntos en esto. Estaba decidido a cuidar de ella y a enfrentar lo que viniera, sabiendo que nuestro vínculo era una fuerza que no podría romperse.