MÓNICA
Podría ser el alfa o lo que fuera, pero a mí no podía decirme qué debo o no debo vestir.
—Me quedaré con este vestido, y si no te gusta, pues tápate los ojos —dije, con una mezcla de desafío y determinación en mi voz.
Vi cómo Jackson levantó una mano, y mi corazón se detuvo por un momento. Entonces, noté cómo sus dedos parecían alargarse y volver casi garra, una transformación que me tomó por sorpresa. Jamás imaginé que pudiera convertirse en lobo, aunque fuera parcialmente.
—Dije que te lo quitara por las buenas, pero veo que elegiste por las malas. Pues vamos por la mala —gruñó, y el sonido retumbó en mi pecho como un eco.
Antes de que pudiera reaccionar, sus garras se fueron hacia mi vestido y, en un instante, lo desgarró como si fuera simple papel, dejándome solo en bragas. La sensación de frío y la sorpresa me hicieron sobresaltarme, y mi mirada se posó en él, atónita, mientras él observaba el vestido hecho trizas.
—¡Estás loco! —grité, mi voz llena de indignación.
Él miró el vestido en sus garras y lo arrojó al suelo. Luego se volvió a mirarme con una mezcla de desafío y un fuego que ya me consumía por dentro.
—Veo que quieres jugar, solo te advierto que mi manera de jugar no es la misma —dijo, su voz grave y cargada de una amenaza que hacía vibrar el aire entre nosotros.
En un abrir y cerrar de ojos, me tomó por la cintura y me empujó contra la pared. La presión de su cuerpo contra el mío hizo que mi mente diera vueltas. Rápidamente, envolví mis piernas alrededor de su cintura, quizás por miedo o tal vez por la intensa atracción que existía entre nosotros.
Sentí su pene presionarse contra mi muslo, duro y palpable, y la necesidad en mi interior creció como un fuego descontrolado. Entonces, sus labios encontraron los míos, besándome con una pasión salvaje, llena de posesividad. Cada roce era como una chispa que encendía una necesidad latente en mí.
Mientras me besaba, sentí que me quitaba una mano de la cintura, pero estaba tan atrapada en el momento que no sabía para qué sería. La confusión se apoderó de mí, pero no podía dejar de pensar en lo que queríamos usurparnos el uno al otro.
Pero de repente, escuché el sonido del cinturón, y cuando me despegué de él, vi que se estaba desabrochando los pantalones.
—¿Qué crees que haces? —pregunté, la sorpresa pintada en mi rostro.
—Dejándote claro que tú eres mía, y el único que debería ver tu cuerpo soy yo —gruñó, su voz bajas resonando con una posesividad que me hizo estremecer.
La mezcla de miedo y emoción que me provocaba era abrumadora. No sabía cómo iba a terminar esto, pero una parte de mí estaba dispuesta a dejarlo fluir. Después de todo, en medio de la locura, también había algo que palpitaba entre nosotros, algo que desafiaba cualquier lógica.
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La Prostituta Del Alpha Mafioso
WeerwolfEn un mundo donde la ley de la selva se entrelaza con la vida urbana, "Mónica", una prostituta astuta y resiliente, ha aprendido a sobrevivir en las calles, desafiando las expectativas y buscando su propio camino. Sin embargo, su vida da un giro ine...