🐺Capítulo 18🐺

274 27 1
                                    

MÓNICA

No le hice caso. En lugar de eso, me decidí por uno de mis vestidos más sexy. Mentiría si dijera que tenía mucha tela; solo cubría lo estrictamente necesario, y eso ya era mucho. Cuando me miré al espejo, una parte de mí se sintió poderosa. Arrebatar miradas siempre había sido un juego que disfrutaba, pero sabía que esta vez sería diferente.

Salí de la habitación, y ahí estaban Jackson y Marco. Ambos giraron la cabeza hacia mí al instante, pero fue el gruñido profundo de Jackson lo que realmente hizo que mi corazón se acelerara. Sus ojos, negros como la noche, me miraban con una mezcla de enojo y deseo que me hizo sentir viva y, al mismo tiempo, vulnerable.

—No vas a salir así —dijo, apretando los dientes, todavía sin moverse.

—¿Qué tiene de malo? Yo lo veo muy bien —respondí, señalando con una sonrisa desafiante mi cuerpo. Aunque sabía que mis palabras desafiaban su autoridad, ¡eso era lo que quería!

—Te lo quitaré por las buenas, o te lo quito yo por las malas —dijo, gruñendo, su voz cargada de ferocidad.

—Soy dueña de mi cuerpo, así que me puedo poner lo que quiera, si me disculpas —dije, intentando pasar por su lado para dirigirme a Marco y marcharnos.

Pero no caminé mucho antes de que Jackson agarrara mi muñeca con firmeza y me girara hacia él nuevamente.

—No vas a salir así y no vas a ir de compras —afirmó, su tono autoritario dejándome sin opciones.

Pero yo decidí ignorarlo y giré la cabeza hacia Marco, que tenía una sonrisa tonta en su rostro, claramente entretenido con el espectáculo que Jackson estaba armando.

—¿Podemos irnos ya, Beta? —pregunté, tratando de mantener la calma en una situación tan tensa.

—Claro, Luna. Cuando estés lista, podemos irnos —respondió Marco entre risas.

En ese momento, otro gruñido resonó, este más fuerte que los anteriores, y pude sentir cómo la tensión en el aire se hacía casi palpable.

—Vete, Beta. Ella no irá a ninguna parte, —escuché a Jackson decir con un tono posesivo.

Miré cómo Marco se enderezaba y comenzaba a caminar hacia la salida, claramente sintiéndose incómodo con el conflicto que se desarrollaba entre nosotros.

—¡Espera! No le hagas caso —grité, intentando que no se fuera.

—Es el alfa, no está en mi naturaleza desobedecerle —replicó Marco, y su lógica me frustró aún más.

Me giré hacia Jackson, que seguía con los ojos negros, mirándome de arriba abajo, un gruñido amenazador escapándose de sus labios.

—¿Cómo te atreves a salir así? —dijo, su tono era casi un rugido.

Sin darme tiempo para responder, comenzó a caminar, llevándome con él al agarrar mi muñeca con fuerza. Me sentí atrapada, pero una parte de mí también disfrutaba de esa intensa conexión.

Llegamos a su habitación, y él abrió la puerta con un movimiento brusco. Una vez dentro, cerró la puerta de golpe, y el sonido reverberó en la habitación. Se giró hacia mí, sus ojos aún negros, y mi corazón latía con fuerza, una mezcla de miedo y excitación.

—Quítate ese vestido, si se le puede llamar así, y jamás en mi vida te quiero ver mostrando tu cuerpo que no sea a mí —dijo con firmeza, su voz llena de posesividad.

Podía sentir mi pulso acelerándose, y mientras su mirada atravesaba mi piel, su tono de voz me hacía cuestionar si quería obedecerle o seguir desafiándolo. Pero una cosa era clara: ambos sabíamos que esta lucha de voluntades iba mucho más allá de un simple vestido.

La Prostituta Del Alpha MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora