MÓNICA
Cuando me vine la segunda vez, fue lo mejor de mi vida. No podía mentir sobre mi pasado; he estado con algunos hombres, pero Jackson... con solo su boca, fue mil veces mejor que cualquier otro. La sensación que me dejaba era indescriptible, como una melodía en mis labios.
Además, había una atracción entre nosotros, una corriente eléctrica que recorría mi cuerpo cada vez que su mano me tocaba. Era un fuego que nunca había sentido antes.
Estábamos en la cama, y él comenzó a subir hasta estar encima de mí. Lo miré a los ojos; eran negros, profundos y llenos de deseo. Pero en el momento en que estaba a punto de besarme, sin más preámbulo, se levantó de la cama.
Lo vi pasarse una mano por el cabello, y cuando nuestras miradas se encontraron de nuevo, sus ojos habían recuperado su color normal, un tono cálido que antes parecía haber desaparecido.
—Ve de compras con Marco, el Beta, y cómprate ropa, especialmente para esta noche, que conocerás a la manada —dijo, rompiendo el silencio.
—¿Me lo dices ahora? —respondí, sintiendo que la sorpresa me llenaba.
—Todavía es temprano, así que tienes mucho tiempo para eso —me aseguró, sin darse cuenta de que mi mente estaba atrapada en la vorágine de emociones.
—Está bien —dije, levantándome de la cama, aunque mi corazón aún latía por la interacción intensa que apenas habíamos compartido.
Al pasar por su lado, él me tomó del brazo con firmeza.
Me giré para verlo, y la expresión de su rostro era seria.
—Cuando te presente a la manada, no te quiero cerca de mí ni de mi habitación. Mi lobo puede que te quiera cerca, pero yo no. Jamás estaría con una mujer como tú —dijo, sus palabras ardiendo como un puñal.
Sentí cómo la rabia se acumulaba en mi interior. Jale mis brazos de su agarre y lo coloqué en mi cintura, mirándolo con enojo.
—Muy bien, señor Perfecto. Porque tú, que me estás juzgando por mi pasado, debes ser porque no has hecho nada malo en la vida, ¿verdad? —desafié, mis palabras cargadas de amargura.
—Pero no me andaba prostituyendo —me respondió, su voz dura como piedra.
Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. ¿Por qué tenía que herirme así?
—Lo hice porque fui estúpida. Me enamoré joven. Mi familia no me quería con él; decían que no me convenía. Yo, por tonta, me fui a otro país con él... Y cuando se enteró de que mis padres no iban a dejarme la herencia, se fue, dejándome en un lugar que no conocía y sin nada. ¿Qué quería que hiciera? ¿Que me muriera de hambre? No tenía ni pasaje para regresar a mi casa —dije, mi voz temblando mientras revivía el dolor del pasado.
Un gruñido salió de su pecho, y sus ojos se volvieron negros otra vez, como si la furia de su lobo estuviera justo debajo de la superficie. Entonces, cuando vine a reaccionar, él estaba limpiando mis lágrimas con su pulgar.
—Perdóname, perdóname por no llegar antes a tu vida —dijo, su voz sonando profunda y emocional, mientras el dolor en sus ojos parecía reflejar el mío.
No estaba segura de lo que quería creer. ¿Podría un hombre como él realmente amarme a pesar de mi pasado? O tal vez, solo estaba aténado a mis secretos. La confusión llenaba mi mente, pero lo que sabía con certeza era que, a pesar de todo, quería intentarlo.
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La Prostituta Del Alpha Mafioso
Hombres LoboEn un mundo donde la ley de la selva se entrelaza con la vida urbana, "Mónica", una prostituta astuta y resiliente, ha aprendido a sobrevivir en las calles, desafiando las expectativas y buscando su propio camino. Sin embargo, su vida da un giro ine...