Capítulo 20.

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Anastasia

El frío penetrante que me rodea me hace apretar los dientes rechinandolos. Trozos de hielo flotan en la superficie y lo único de logro ver es lo que sostiene mis muñecas.

Cadenas y grilletes. El respirador mecánico que llevo en la nariz me permite respirar pese a que los huesos se me están adormeciendo, forcejeo y pataleo cuando el desespero me abarca, «Voy a morir aquí» hago fuerza pero es inútil, y siento que la tensión se me dispara cuando el respirador deja de proporcionar oxigeno y me privo queriendo llorar, ¿Este es mi final? ¿Luché tanto toda mi vida para morir así?

Aguanto la respiración lo más que puedo negándome a morir, sé que solo tengo tres minutos antes de perder el conocimiento y el corazón me retumba en el pecho logrando que mi tórax se expanda y los músculos se me tensen.

Trato de no moverme para no desesperarme más de lo que ya estoy.

Mi mente recopila los rostros de las cuatro personas más importantes en mi vida y siento una sensación tibia tomarme el cerebro cuando...

—La bastarda Anastasia Walker —me sacan del agua logrando que tosa clamando oxigeno. Mis manos y pies quedan atados, mientras que mi rostro es lo único que sale a la superficie— lamento mi falta de hospitalidad, queríamos probar esta nueva máquina de torturas y quisimos usarte de experimento —sonríe— ¿Que tal la experiencia?

—Fenomenal —sonrío con sarcasmo— ¿Que sigue?

Se le borra la sonrisa hundiéndome el rostro de nuevo mientras toma mi cabello siguiendo la secuencia en la que me sumerge y deja respirar por cortos segundos antes de repetirlo una y otra vez.

—¡¿Que quieres?! —le grito escupiendo agua— deja de juguetear y ve al grano.

Uno de sus hombres pulsa el botón que me suelta los grilletes, haciendo que me hunda de nuevo al agua. Esta vez sus manos me toman el cuello y, por mucho que intente defenderme, la falta de aire me tiene débil.

Me saca a empujones tirándome al piso. Su pie impacta en mi abdomen y me encojo aguantando el dolor. Intento levantarme siendo en vano la acción porque se me descompone la cara cuando veo los ganchos de carnicería que traen hasta mí.

—¿Sabes que es esto? —Naoko me acaricia la mejilla con el filo.

—¿Los ganchos que voy a meterte en el culo?

Me echa la cabeza hacia atrás.

—Sería tan fácil desgarrarte la garganta y mandarle tu cuerpo hecho picadillo a tu bello Jungkook, pero me encanta jugar.

Se agacha y me arrastro tratando de levantarme, pero me toma de una pierna acercándome a él. Me siento mareada y la cabeza me hormiguea.

—¡Púdrete hijo de puta! —increpo escupiéndolo.

—Cuélguenla —demanda a los hombres que se acercan, mientras miro al asiático que da dos toques en su cabeza en señal de recuerdo.

—Esto por la bala que me rozó la pierna perra malnacida... y por ser la debilidad del bastardo de Jeon Jungkook.

—¡Suéltenme! —grito forcejeando con los dos hombres que con un bisturí rasgan mi ropa dejándome en ropa interior.

—La quiero como un animal —ordena el asiático— que los ganchos le sostengan la carne hasta que se desangre.

El corazón me late demasiado fuerte al ver cómo me colocan boca abajo. Mi mandíbula pega al piso y siento las manos de los cerdos que me toquetean por todos lados.

—Jefe —llaman a Naoko— ¿No le apetece una probada antes?

Me nalguean y niego intentando agarrar la fuerza que no tengo para irme contra ellos, pero los músculos no me ceden, aunque no dejo de ser astuta tomando el arma que yace en la mano de uno de los hombres. Disparo, es para lo único que mis reflejos son rápidos. El disparo le perfora un ojo y grita, haciendo que el cuerpo me tiemble cuando veo los hilos de sangre que le corren en las mejillas.

INEVITABLE ATRACCIÓN | JEON JUNGKOOK +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora