Capítulo 3 [INEVITABLE DESEO]

258 52 152
                                    


Narración omnisciente.

El hospital Maafushi luce como cualquier otro día lleno de médicos transitando los pasillos. Y aunque miles de pacientes recorren el área día a día, la habitación 315 destaca entre todas, rebosante de música vibrante y flores en cada rincón.

Sasha Stuman, encargada de los cuidados de Anastasia Walker, la asea como todos los días. A la mujer le agrada peinarle el cabello, pintarle las uñas y muy de vez en cuando, aprovecha que los médicos no están a la vista, para colocarle los vestidos que ella misma borda para la castaña, como ahora mismo que luce un vestido color rosa pastel.

—Te queda hermoso mi niña —comenta la enfermera acariciandole la mejilla— bordaré más, pero que sea nuestro secreto.

Se va al estéreo colocando la típica música de siempre, y abre las ventanas dejando que los rayos del sol filtren el lugar.

Su mirada se posa en la castaña, evocando la última vez que su corazón le jugó una mala pasada. Sin embargo, en el fondo, Sasha intuye que esos estímulos no son simples caprichos; podrían ser señales de que pronto despertará aunque, mientras algunos anhelan el regreso de quienes están en un profundo sueño, otros prefieren que ese despertar nunca ocurra.

Y justo a cuatro mil ochocientos veintitrés kilómetros de distancia, Dana Salvatore se levanta de la cama, con la respiración entrecortada y el sudor perlándole la frente. Naoko fue el responsable de su secuestro, justo el día en que se anunció la "muerte" de Anastasia Walker, o al menos eso fue lo que uno de sus súbditos le informó. Para Wang, la noticia fue motivo de celebración, aliviado de que la perra hubiera dejado de existir. Pero para Min Yoongi, fue un golpe devastador; a pesar de su enfermiza obsesión, la amó hasta el último instante.

La rubia camina hacia el espejo, observando sus labios agrietados, la evidente delgadez y las cicatrices de látigos en sus brazos y espalda. Es algo que sus ojos recorren todos los días, aunque hoy los detalla con una profunda tristeza al recordar a su amiga. Su "muerte" la afectó a niveles que la sumieron en una depresión de meses, llevándola a torturas, golpes y humillaciones frente a todos los verdugos de la mafia de Naoko Wang.

—Feliz cumpleaños, Ana Banana... —susurra, tocándose la pulsera que esconde entre un trozo de madera, la cual compartía con la castaña— donde quiera que estés, te amo y te extraño todos los días.

Se limpia las lágrimas del rostro mientras un sinfín de recuerdos invade su mente. Recuerda que Ana era melómana; le encantaba cantar, bailar y reír... sobre todo reír.

—Buenos días, ricura —entra un verdugo tirando de la puerta con brusquedad— el jefe te está esperando, muévete.

Asiente, ya acostumbrada a que invadan su privacidad cada que quieren. Camina a la puerta deteniéndose en la entrada para la respectiva revisión, que no es más que toqueteos morbosos por parte de ambos hombres. Al principio, solía enfrentarse a ellos, pero después de cuatro años, se ha convertido en una rutina, un gasto de energía que ya no tiene.

—Limpia la Barbie —ordena el calvo al moreno que le coloca un collar de metal alrededor del cuello. Cualquier intento de huida podría ser mortal para ella en un instante.

La empujan por el pasillo, avanzando a trote mientras toma la bandeja que una de las domésticas le entrega, mirándola con lastima. La tentación de escupir la comida atraviesa su mente, pero es consciente de que no puede permitirse hacerlo; su vida depende de ello. No puede morir, no ahora que necesita escapar de ese lugar.

Tiene terminantemente prohibido alzar la mirada hacia cualquiera de los presentes y lentamente se mueve hacia la mesa, apretando la bandeja de metal con la fantasía de estrellarla contra la cabeza de Wang.

INEVITABLE ATRACCIÓN | JEON JUNGKOOK +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora