Capítulo 1 [INEVITABLE DESEO]

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3 años después.

Narración omnisciente.

Marsella, Francia.
Prisión de Abadía.

Las gotas de sudor empapan la frente del hombre que realiza flexiones en el suelo. Es la única actividad que ha ocupado su mente y su cuerpo día y noche durante exactamente mil noventa y cinco días.

Se lava el rostro sintiendo el agua fría apaciguar el calor que brota en medio de las cuatro paredes, ya que el filtro por donde se cuela el aire acondicionado parece no funcionar, convirtiendo el lugar en un verdadero infierno, mucho más de lo que ya es.

Se deshace de la ropa yéndose a la ducha en la que abre el grifo oxidado escuchando dos toques en la rejilla de su celda.

—4587 —estrellan algo contra el metal de la puerta— protocolo de salida, ¡Ya!

El hombre frunce las cejas, ¿Saldrá? ¿Por qué? ¿A donde lo llevarán?

El tintineo de las cadenas que aprisionan sus muñecas y tobillos, como si fuera el criminal más peligroso del mundo, lo hace sudar mientras avanza por el extenso pasillo que no ha visto en tres años. Los guardias proceden a asegurar los candados mientras entre dos lo sostienen, llevándolo al área de Vis a Vis, un espacio destinado a encuentros íntimos, algo inaccesible para prisioneros como él, condenados al aislamiento.

El pecho se le estruja cuando piensa en la mujer protagonista de sus pesadillas.

«No es real, no se atrevió a venir» —piensa.

—Quince minutos —hacen la respectiva revisión a cuerpo entero— abre la boca.

Palpan su garganta con el dedo, queriendo percatarse de que no camufle cualquier tipo de objeto que pueda irrumpir el encuentro.

—¿Quién es? —pregunta al federal que se ríe— no quiero tomar la visita.

—Me importa un carajo lo que quieras —espeta el cubano que le quita las cadenas— entra.

Lo empujan a la habitación que cuenta con una cama, una mesa y dos sillas. Adicional a los preservativos y toallas a un costado.

Miles de escenarios se cruzan por su mente mientras camina de un lado a otro, esperando ansiosamente que la puerta se abra. No sabe cómo reaccionar ante tal situación.

«Murió para ti, y los muertos no regresan» —se repite.

Afuera oye voces y se va a la pared en la que pega la frente sintiendo como el nudo que lleva atascado desde hace más de tres años, vuelve a aflorar.

El chirrido de la puerta resuena en el silencio, haciendo que los vellos de su nuca se ericen. Sin embargo, algo lo desconcierta: el perfume en el aire no es el dulce aroma que podría inhalar durante horas. En su lugar, lo embriaga una fragancia cítrica y amaderada.

La puerta se cierra y tacones de aguja resuenan sobre el piso.

—Lárgate —espeta el hombre sin mirar.

Un suspiro se escucha, una silla se desliza sobre la baldosa y una mujer toma asiento tirando a la cama el periódico que Jungkook mira de reojo.

—Naoko Wang proclamado líder de la mafia a mano de Françoise Stephan gracias al Polaris —anuncia una voz femenina y ronca que llena el ambiente— Min Yoongi, como subjefe, y Elijah Lombardi como su consejero.

El hombre voltea tomando el periódico. Leyendo lo que realmente le interesa, ¿Elijah Lombardi? ¿Está vivo?

—Que descortés —la mujer de acento francés se levanta— permíteme presentarme, Giulia Venturi.

INEVITABLE ATRACCIÓN | JEON JUNGKOOK +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora