Se odian... casi tanto como se desean.
Jeon Jungkook es un hombre que lo tiene todo: Riqueza, poder, y una apariencia que podría hacer caer a cualquiera a sus pies. Sin embargo, detrás de su fachada de dios griego y reputación de mafioso, se esconde...
Los oscuros ojos que me miran no sé si están cargados de rabia o de morbo, pero su postura es erguida y tensa.
Uno de sus escoltas me ayuda a levantarme y me aclaro la garganta acomodándome el marco de los lentes.
—Ya me voy —paso por su lado viendo que sigue de pie, sin intenciones de frenarme.
Me detengo en el umbral.
—Me estoy yendo —repito.
Hago el amague de irme pero no lo hago, sólo me quedo de pie en los escalones sintiendo como odio de nuevo a Jeon Jungkook.
—¡Me fui! —exclamo molesta.
Bajo apresurada, no me importa si me parto las rodillas, ¡Lo detesto! No se para que vine a hacer el ridículo si todo está más que claro.
Bajo entre el gentío que baila y me encuentro a Dana besándose con alguien. Me voy a la mesa y pido más shots de vodka de los cuales me atiborro uno a uno sintiendo como mi estómago hace explosión.
—¿Donde estabas? —Dana llega sudada a la mesa tomando uno de los shots— ¿Fuiste a verlo?
Asiento con el puchero que se asoma en mis labios.
—¿Por qué esa cara? —me gira el rostro— ¿Que pasó?
Miro las escaleras.
—No me dió bola —respiro hondo— me siento ridícula, ¿Sabes? Creo que fue un error venir.
—Oye oye —acerca su silla a la mía— no digas eso, al menos lo intentaste, ¿Sí? —me acaricia la mejilla— él es quien se lo pierde.
Siento ganas de llorar pero no lo haré, no volveré a humillarme de esta manera.
Dana decide que nos vayamos, aviso a mi abuela que dormiré en su casa y en la vía no puedo dejar de sentirme decepcionada de mí misma por tan grande error.
Todo lo que necesito es una almohada, y me voy la ducha apenas tocamos casa. Dana me organiza la habitación de huéspedes y no logro conciliar el sueño por horas donde siento que el desespero me come.
Tomo el teléfono eliminando y bloqueando su número, «Ya está» esto es engañarme a mí misma pero no quiero tener la tentación de escribirle. Me aseguro de que en bandeja de entrada y en llamadas no haya nada de él y bloqueo el teléfono tratando de dormir.
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Me miro en el espejo del baño, soy un oso panda y llevo dos días ignorando los mensajes de Siena.
El teléfono vuelve a vibrar mientras me cepillo los dientes y me acerco a leer por encima.
"Anaaa, ¿Todo está bien?"
Me duele no querer contestarle pero que respondo a un "La novia de Jungkook cumple años el sábado, estás invitada a su fiesta sorpresa, la estoy organizando yo, me gustaría que me ayudaras, eres buena decorando"
