Capítulo 33

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Frente a ella, los alumnos presentes incendiaban su bicicleta, el rencor se notaba en el cuerpo de la chica, quien adolorida se levantó, desafiante como siempre, antes movida por la adrenalina, ahora lo hacía por la ira que estaba sintiendo

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Frente a ella, los alumnos presentes incendiaban su bicicleta, el rencor se notaba en el cuerpo de la chica, quien adolorida se levantó, desafiante como siempre, antes movida por la adrenalina, ahora lo hacía por la ira que estaba sintiendo.

Jan-di: ¿Eso es todo?.. Háganlo ¿Qué esperan?

Volvió a desafiar a los presentes quienes como buenos cobardes comenzaron a aventar globos con algún líquido sobre el uniforme ¿Cómo la gente podía ser tan cruel? ¿Qué había hecho ella para merecer todo eso?..

No tuvo mucho tiempo para pensarlo, alguno de los presentes se acercó y mientras la tintorera se cubría aún aturdida fue cubierta por un humo blanco bloqueándole la respiración por instantes, un extintor, solo eso le faltaba, debido al golpe, atentado y bajón de adrenalina volvió a desplomarse en el suelo.

No quería darse por vencida, no de esa forma, su mente y corazón le ordenaban seguir pero su cuerpo se lo prohibía de todas las formas posibles; mientras las abrumadoras risas se escuchaban de fondo los recuerdos de todas las veces que Ji-Hoo la había ayudado, desde que le limpió la harina con su pañuelo, cuando le dio sus zapatos... Cada una de esas veces eran recordadas.

Yo no le importo a nadie... No creo que alguien venga... Por favor que alguien me ayude...

Esos pensamientos abarrotaban la mente de Jan-di, estaba adolorida, cansada y no entendía porque a pesar de todo lo que ella hiciera los demás siempre se burlaban y la humillaban de esa manera... Decía tener amigas pero ¿Dónde estaban Min-Ji y ___ en ese momento?..

Jun-Pyo: ¡Lárguense de aquí! esa inconfundible y molesta voz...

El rulado abriéndose paso entre la multitud como si su sola presencia no bastara comenzó a golpear a los presentes, sobre todo a aquellos que tenían objetos en las manos, estaban en evidencia; tomando el extintor e importándole poco las consecuencias golpeó al chico que lo sostenía.

Golpeando a todos a su paso y devolviéndoles todo lo que le hicieron a Jan-di llego hasta donde ella estaba, abrazándola con delicadeza ya importándole poco si su uniforme se ensuciaba se agachó y la cargó.

Jun-Pyo: Lo siento... Perdona...

Sintiendo como la tintorera se debilitaba cada vez más se la llevó de ese lugar, mientras los presentes que en algo valoraban su vida se iban o se inclinaban pidiendo disculpas, aquel rulado solo caminaba, se había equivocado y esa eran las consecuencias que había causado su impulsividad.

Jan-di: Soy inocente... Confía en mi Murmuraba apenas consciente.

Jun-Pyo: No tiene importancia... Solo cierra la boca.

Una flor de cerezo Boys Over FlowersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora