Capitulo 2.

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Miradas que lo dicen todo...

Llegué a casa de Roberto, al cual vi a lo lejos debajo del porche, me estaba esperando (soplé de frustración). Me abrió la puerta para que pudiera meter el coche y que no me mojara mucho. (Le mostré una sonrisa forzada)
Roberto era, como he dicho, el hermano mayor de uno de mis mejores amigos, Carlos, el cual era 9 años menor, pero compartían amistades de todas las edades y por eso casi siempre salían juntos de fiesta. Para ellos era lo normal y, ahora, para nosotros también.
Roberto era informático de ciberseguridad, trabajaba desde casa para una empresa de Madrid, no sabíamos mucho de la empresa ni de su trabajo en general, no se le permitía, por contrato, hablar sobre sus funciones. Solo sabíamos que ganaba mucho dinero, era un experto en lo que hacía, innumerables ofertas de trabajos lo corroboraban, las empresas se daban leches por tenerle en su equipo, pero solo una podía tenerlo, la que mejor le pagara. (Obviamente)
Tenía una habitación cerrada bajo llave y con mucha seguridad donde se encontraban todos los ordenadores con los que trabajaba, no nos dejaba entrar por razones obvias, aunque la curiosidad siempre estaba dando por culo.
Ganaba una pasta, por ese motivo se había podido comprar la casa en la que vive actualmente, es un chalet, no muy grande, pero con jardín y piscina. Estaba muy chulo, la verdad, la casa en general no tenía muchos metros, pero los suficientes para hacer las fiestas que le gustaba hacer. Tenía un sótano que decoró y reformó para dejarlo como zona de juegos, ahí nos podíamos pasar horas jugando a juegos de mesa, al futbolín, billar y muchos más mientras bebíamos.

Bajé del coche con la chaqueta en la cabeza para no mojarme el pelo y fui corriendo hasta el porche donde él estaba.
Me dio un abrazo y un beso en la mejilla, era muy cariñoso, conmigo especialmente, aunque yo nunca le respondía con la misma efusividad. (No me salía, no podía hacerlo)
Una vez me dijo que nunca se daría por vencido y que me enamoraría de él, pero lleva dos años intentándolo y nada, mis sentimientos no florecían, solo un cariño por la amistad que nos unía.

— Están todos abajo — me rodeó con sus brazos por los hombros y me llevó dentro. — La lluvia ha jodido mis planes, quería fiesta en la piscina.
— Creo que se haya convertido en la noche de juegos tampoco es mala idea — dije "divertida".

Llegamos al sótano y vi a todos mis amigos, entre ellos estaba Irene picándose con Carlos en el billar. Estos dos se traían un rollo raro, pero cuando le preguntaba a ella, siempre me decía que no pasaba nada, que solo eran amigos. Carlos también me contestaba lo mismo, como si lo hubieran ensayado. Rafa también creía que entre esos dos había algo más que una simple amistad.
Habían como diez personas, algunos amigos de Roberto y otros amigos de su hermano, que también eran los míos.
Rafa se acercó a mi y me dio un abrazo levantándome del suelo.

— Aquí tenéis a la futura poli — dijo estrujándome con fuerza
— La que te meterá en la cárcel por fumar maría — dije riéndome mientras le daba besos en la frente.

Rafa es mi amigo el ingeniero, acabó la carrera un año antes que yo y ahora estaba esperando porque le habían ofrecido trabajar en Alemania durante un año en una empresa muy importante, a cambio le pagarían un máster y le darían una beca para poder cubrir los gastos en ese país.
Tenía un rollete del cual no nos quería hablar, pero conociéndole no le duraría mucho, teniendo en cuenta que en unos meses se largaría del país.

— Te voy a echar de menos cuando te vayas — le dije triste.
— Aún no es seguro que me vaya, pero en ese caso solo será un año.
— A lo mejor encuentras el amor, un alemán rubio de ojos azules — me reí por la cara que puso al escuchar la descripción del hombre de sus sueños. — Rafa, prométeme que si te vas y te enamoras, te lo traerás a España y no te quedarás allí por amor. (Tengo que admitir que la idea no me hacía mucha gracia, aunque intenté disimular)
— No se si podré decirle que no cuando me pida que me quede allí con él — dijo sonriendo con picardía.

Todos los caminos que elegíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora