Capítulo 5.

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Confesiones a Caridad...

Mi padre empezó a hablar con él de cosas de Galicia, no tenia ni idea de que teníamos familia allí, primeras noticias. Era mi turno de escuchar y no hablar, me tentaba coger el móvil y hablarle a Rubén, quería saber que hacia mientras yo me comía esta cena familiar que iba en picado hacia el aburrimiento.

Mi padre sacó sus famosas y queridas botellas de alcohol para deleitar a nuestro invitado, mientras contaba anécdotas de su infancia en Galicia, como conoció a mi madre, como se enamoraron... información que ya conocía. Desconecté del sermón que estaba dando y cogí mi móvil, quería leer todos los mensajes pendientes que durante la cena no dejaron de llegar.

Irene:
"Quiero que me cuentes todo cuando puedas, tengo curiosidad por el gallego"

Yo;
"Mañana te llamo y te cuento todo, parece que la noche va a ser larga, están ahora con los cubatas 😮‍💨"

Rubén;
"¿Qué tal el cuñado?"

Yo;
"Tal y como me imaginaba al futuro novio de mi hermana, un estirado de buena familia, pero no parece mala persona"

Rubén;
"A lo mejor un profesor de universidad es lo más indicado para una de las hermanas"

No pude evitar soltar una carcajada por su ocurrencia, todos me miraron a la vez, pero enseguida siguieron con su charla y sus copas. Estaba claro que yo estaba sobrando, pero tampoco quería levantarme e irme, eso hubiera estado bastante feo por mi parte.

— ¿Estas hablando con mi futuro cuñado? — dijo mi hermana dándome una palmada en el muslo.
— Cállate, que te van a oír y no, es Irene que quiere cotillear sobre mi cuñado.
— Tranquila, van demasiado pedos, además enseguida nos iremos, mañana he quedado con mis amigos para presentarles a Iván, ah y dile a Irene que no sea tan cotilla, la futura psicóloga — puso los ojos en blanco, aún así parecía bastante relajada, pero era el efecto del alcohol. — Dime que te ha parecido. Del 1 al 10.
— ¿Me vas a hacer que puntúe a tu novio? Eso está feo, hermanita.
— Vamos, dime.
— Un 8. Un estirado, el típico hombre con el que te imaginaba casada, con tres hijos y una casa con jardín,
— Entonces es el ideal, no me he equivocado al elegirlo — ambas nos reímos a carcajadas y terminamos en un abrazo. — Gracias por estar aquí, es muy importante para mi.
— Quiero que seas feliz, hermanita, espero que Iván se porte, sino va a conocer mi lado oscuro, pero de verdad.
— No digas eso, como futura policía tienes que saber controlar esa mala leche, aunque eso tendrás que trabajarlo un poco — volvimos a reír y todos se giraron.

— Ya veo que vosotros tenéis vuestra propia conversación — dijo mi madre ya un poco pedo. (Mi familia, de lo más peculiar)

Siguieron con el alcohol y las anécdotas, pero yo ya estaba demasiado saturada, necesitaba salir de ahí, pero esa tarea no iba a ser nada fácil. (¿Por qué no podía irme? Si estaba más que claro que solo estaba decorando la mesa)

***

Despedí a mi hermana y mi cuñado en la puerta de su habitación, estaban bastante borrachos, al igual que mis padres, que les oía roncar desde la otra punta del pasillo.
Yo no tenía sueño, así que busqué la forma de cansarme (ya me entendéis, no hace falta que me ponga muy técnica explicando)

Yo;
"Rubén, ¿estás despierto?"

Rubén;
"Sí, aquí estoy"

Yo;
"En 10 min estoy en tu casa"

Rubén;
"He rezado todo lo que sabía para que me enviaras ese mensaje"

Me aseguré que todos dormían y fui directa a casa de Rubén, no me quité el vestido, pues llevaba toda la noche imaginándome que él lo hacía. Cogí algo de ropa en una mochila para poder vestirme por la mañana y ya está, no creí que para dormir con él necesitara pijama, aunque iba buscando una formar de cansarme y quizás esta forma no me dejaría dormir en toda la noche (guiño, guiño).

Todos los caminos que elegíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora