Alex
El reencuentro.
Preparé la mesa del salón para recibir a Rosa y a su abogado, tenía mucha curiosidad por saber en lo que había pensado para mi en el juicio.
Preparé un aperitivo, nada especial. Lo dejé todo sobre la mesa y justo al terminar sonó el timbre.
— Hola, Rosa — me dio un abrazo.
— Hola, cariño. Gracias por todo.
Nos sentamos en la mesa a esperar a que llegara el abogado.
— Gracias por la recomendación del abogado, es muy bueno, sabe lo que hace.
— No las tienes que dar, me alegro de que te haya ayudado a que tu marido no se salga con la suya.
— No se va a salir, solo falta el juicio y Rubén me ha dicho que va a salir todo bien, que vamos a ganar, me lo ha asegurado — espera, ¿Rubén? Tiene que ser una coincidencia, Rubén ya no está en la ciudad, se fue, se despidió con ese mensaje de texto. No puede ser él, será otro Rubén, no creo que sea el único Rubén de España. — Alex, ¿estás bien? — dijo ella cogiéndome del brazo.
— Sí, tranquila, solo estaba pensando en que Rubén podría ser.
— Ay, pues es muy guapo, joven, él te conoce, me ha hablado de ti — las manos me empezaron a sudar, el corazón me latía a mil por hora, estaba temblando y me estaba empezando a encontrar mal. Unos segundos después, no pude saber cuantos, sonó el timbre.— Este debe ser Rubén — al ver que no me movía, Rosa decidió abrir la puerta. Tragué saliva esperándome lo peor, porque sabía que la persona que iba a entrar por la puerta, era la misma que me había dejado con el corazón destrozado y no sabía si iba a ser capaz de enfrentarme a ello.
— Hola, Rubén — le saludó Rosa con dos besos.— Hola, ¿cómo estás? — le dijo a Rosa, pero mirándome a mi.
— Bien, deseando acabar con esto ya — Rubén entró y dejó sus cosas sobre la mesa, llevaba un maletín de cuero, donde seguramente guardaba todos sus documentos. Me levanté y me fui a la cocina, no dije nada, hice como si estuviera sacando algo mientras pensaba en como salir de esa.— Voy un momento al baño — dijo Rosa. (No, por favor, Rosa, no me dejes a solas con él — quise gritar)
— Alex — dijo él. Negué con la cabeza y al ver que no respondía se acercó aún más hasta cogerme del antebrazo. — Pequeña.
— No, no, ni se te ocurra llamarme así — dije después de girarme bruscamente. Le di un pequeño empujón para alejarle de mi, no puso resistencia.— Lo siento — me pasé las manos por la cara.
— ¿Qué coño haces aquí?
— Ayudar, cuando me enteré que eras tu la que estaba buscando abogado... no lo dudé ni un segundo.
— Por eso querías que testificara.
— Necesitaba verte, no puedo dejar de pensar en ti, te quiero — dijo acercándose de nuevo.
— Cállate, por favor.
— Es la verdad, Alex, te quiero y no se como salir de esto, quiero que todo vuelva a ser como antes, quiero estar contigo, quiero... — Rosa volvió del baño, así que no pudimos seguir con la charla (suerte que tuve)
Nos sentamos en la mesa y empezamos a hablar del tema del juicio, hubo momentos en los que mi mente viajó a otro lugar y aunque intenté disimular, me pillaron en casi todas. Dije a todo que sí, no puse pegas nada, solo quería que la charla se acabara y que Rubén saliera de mi casa.
— Pues cuando sepa algo, os aviso — dijo Rubén, estaba llegando a su fin, empezó a recoger todos los papales y a meterlos en el maletín.
— Muchas gracias por todo, Rubén — él le sonrió. — Me tengo que ir ya, tengo que recoger a mi hijo de casa de mis suegros. — Se despidió a toda prisa de nosotros y se fue. (Mierda, sí, mucha mierda)
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Todos los caminos que elegí
Romance¿Cuántas veces te has enamorado? ¿Existe el amor para toda la vida? ¿Cómo sabes que estás enamorada de verdad? Esas son las preguntas que se hace Alex, una joven abogada y futura policía. Su vida se verá envuelta en diferentes cambios cuando en su c...