Capítulo 7.

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En mil pedazos...

Me desperté en los brazos de Rubén después de haber pasado la mejor noche, la más romántica de mi vida. Él estaba profundamente dormido, no se inmutó cuando levanté su brazo para salir de la cama. Tenía que ir al baño con urgencia, pero algo despertó mi curiosidad. Mi móvil se empezó a iluminar y a saltar mensajes.
Lo cogí de la mesita y empecé a leer.

Irene;
"Tía, lo sabe, nos lo ha contado esta noche en la cena, ha dicho algo como que ahora mismo deberías de estar chupándosela"

"No se como coño lo sabe, pero lo sabe"

"No para de beber y hablar de ti, ha dicho en varias ocasiones que eres una guarra"

"Tranquila, Rafa y yo le hemos dado una buena dosis de puñetazos, nadie habla así de ti en mi presencia"

"Rafa le ha partido el labio, apenas se mantenía en pie, iba demasiado borracho"

Rafa;
"Esta noche te he tenido que defender por algo de lo que ni siquiera estaba enterado, me debes muchas explicaciones, ¿con tu profesor de universidad?"

"¡Esa es mi chica!

"Que conste que aún sigo enfadado"
"Pero me alegro que por fin te hayas follado a ese bombón"

"Le he partido el labio al cabrón de Roberto, Carlos se ha tenido que poner de nuestro lado, nadie habla así de mi chica"

Las lágrimas empezaron a salir disparadas por mis mejillas, me tapé la boca para no despertar a Rubén, pero fue en vano, su mano me acarició por detrás mientras descubría que estaba llorando. (Empezaba la guerra de la que llevaba tanto tiempo huyendo, una guerra en la que no quería participar)

— Pequeña... — antes de que pudiera terminar de hablar, le entregué mi móvil para que leyera lo que Irene y Rafa me había escrito. — Voy a matar a ese hijo de puta. — Dijo poniéndose de pie, estaba furioso, nunca lo había visto así, (el puñetazo que le dio a la pared, sentí miedo, pero no por mi, sino por lo que pudiera hacer, no conocía ese lado de Rubén y temía que fuera un depredador) ni si quiera cuando sus clases eran de un tema aburrido y nadie le prestaba atención.
— Rubén, no.
— No te atrevas a defenderlo, ahora no. Se merece todo lo que le haga y lo sabes, esto ya es demasiado, Alex — estaba completamente enfadado, joder, lo estaba demasiado.
— No quiero que te metas en un lio por mi culpa, esto es cosa mía, soy yo la que tiene que hablar con él — aunque intenté sonar segura de mis palabras, mi voz temblando me delataba.
— Ni lo sueñes — dijo cogiéndome por los hombros. — También es mi lucha — relajó su rostro. — Te quiero, ¿vale? No pienso dejar que nadie hable así de ti, ni se atreva a poner en peligro lo que tenemos.
— ¿Qué has dicho? — Me miró a los ojos y se acercó hasta rodearme por la cintura con sus brazos, me pegó a su cuerpo y acarició mi nariz con la suya.
— Te quiero — dijo en un susurro. Me acerqué a sus labios y los besé, recibió el beso abriendo la boca para darme acceso a su lengua. Sabía demasiado bien, este beso sabia a muchas cosas, sabia a amor, ahora estaba segura de ello — Ahora ya lo sabes. — Sentí sus manos por todo mi cuerpo antes de agarrarme la cara y pegar su frente a la mía. — Tu lucha también es mi lucha, pequeña, ni creas que te voy a dejar sola hablando con ese energúmeno.
— Tenemos que solucionar esto, no puedo con esta presión, me esta matando — quizás no fueron las palabras más acertadas, porque se separó de mi y empezó a vestirse. — ¿Qué haces? — pregunté preocupada.
— Lo haremos juntos — dijo dándome un beso en la frente y acercándome de nuevo para estrecharme entre sus brazos. — Te quiero. — dijo justo antes de salir corriendo por la puerta mientras yo le gritaba que se quedara conmigo.
— Rubén , por favor, no hagas nada — ya no oía mis súplicas, sus piernas le alejaron con rapidez de mi.

Todos los caminos que elegíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora