Después de deshacerme de Thomas, fui en busca de Alberto, había desaparecido, lo busqué por todas partes hasta que vi a mis amigos y a mi abuela, bailando y riéndose, parecían pasarlo muy bien, no como yo, que tenía que estar huyendo del puto guiri.— Hombre, hola o deberíamos decir, hello — dijo Rafa riéndose de mi.
— Ya no sabía como quitármelo de encima, la única solución viable que he visto es que beba hasta que ya no se mantenga en pie — dije abanicándome con un abanico de mi abuela.
— Pues parece que te ha funcionado — dijo Irene señalando detrás de mi con la cabeza. Me giré y vi a Thomas agarrado a su hermano y amigo, con la cabeza doblada y sin apenas poder andar. En el fondo, aunque suene muy mal, me alegré de verle así, eso significaba que me iba a dejar en paz.
Me fijé que se estaban acercando a nosotros (joder, mierda, aún me lo dejan aquí medio muerto)— "Hola" — dijo Dan. — "Me llevo a mi hermano al hotel, apenas se mantiene en pie"
— "Estoy bien" — dijo sin apenas poder vocalizar.
— "No, no lo estás, has bebido demasiado" — le respondió Dan.
— "Sí, es mejor que lo lleves al hotel a descansar" — dije yo.
— "Gracias por la fiesta, nos ha encantado, el lunes nos pasaremos a firmar el contrato y hablar con tus padres"
— "Vale, el lunes nos vemos" — le tendí la mano, aunque apenas me la pudo dar porque tenía que sujetar a Thomas.
— "Quiero que se venga conmigo" — dijo Thomas en un español poco entendible. (Mierda, todavía no va lo suficientemente borracho)
Dan nos miró desubicado, pero creo que entendió mi mirada a escuchar eso.
— "Vamos, Thomas, ella no se puede venir"
— "Tengo que ordenar todas las cosas de la fiesta, limpiar"
— "¿Ves? No puede venir con nosotros, vamos" — tiró de él y consiguió moverlo dos pasos, pero frenó en seco.
— "Sé que quieres venir conmigo, vamos, preciosa"
— Menudo ojo tiene el guiri — dijo Rafa en un tono más bajo para que no pudiera oírlo. Le fulminé con la mirada.
— No se puede ir contigo — dijo mi abuela. — Hoy se queda conmigo, me tiene que llevar a casa. — Thomas la miró de mala manera y se apoyó en su hermano.
— "Entonces mañana te llamo" — soplé pero sin que se diera cuenta y asentí con la cabeza.
— "Ahora vete, apenas puedes andar" — Dan tiró de él y consiguió sacarlo de ahí.
— Mañana tienes al guiri en la puerta de tu casa — (una mierda) sonreí sarcásticamente y le saqué el dedo a Rafa.Intenté irme a buscar a Alberto, pero una mano tiró de mi brazo.
— ¿Dónde estabas cuando has desaparecido casi una hora? — preguntó Irene muy interesada.
— Que preguntas tienes, solo tienes que mirarle la cara para saber que ha estado follando — abrí los ojos e intenté disimular que Rafa había dado en el clavo.
— No se con quien iba a estar follando — dije disimulando malamente. Los tres soltaron una carcajada.
— No tienes que mentirnos — dijo mi abuela. — Lo sabemos.
— ¿Cómo coño podéis saberlo?
— Eres mi nieta, te conozco perfectamente.
— Pero es que no puedo ir por ahí con un cartel en la cara que diga: acabo de follar. No es muy serio que digamos.
— Pero eso solo lo sabemos los que te conocemos de verdad — dijo Irene.
— Vale, sí, nos hemos reconciliado, pero ahora no se donde está, me ha visto bailando con Thomas y se que no le ha gustado mucho — me apreté el puente de la nariz. — Temo que esté por ahí odiándome de nuevo.
— No creo, él sabe que Thomas no te importa, no te preocupes, seguro que está bien — dijo Irene.
— Sí, está muy bien — dijo mi abuela señalando con el dedo la terraza. Miré hacía esa dirección y le vi ahí apoyado en la barandilla admirando las vistas de la ciudad.
— Ahora vuelvo — dije mientras me alejaba para acercarme a él.Crucé casi toda la sala hasta colocarme a su lado, todavía no se había percatado de mi presencia.
— Hola — dije con la voz suave.
— Hola — respondió con el mismo tono y con una media sonrisa.
— ¿Estás bien?
— Sí, muy bien, ¿por qué lo preguntas?
— No me mientas, por favor — le cogí la mano y se la apreté con fuerza.
— Pensaba que después de lo que ha pasado entre nosotros, no me iba a afectar verte con él.
— Pero no he hecho nada, Alberto.
— Te ha tocado de una manera especial, en otras circunstancias hubieras acabado con él en la cama.
— Vete a la mierda — dije mientras me daba la vuelta para alejarme de él.
— Espera, Alex, espera, joder — dijo tirando de mi. — Lo siento, no quería sonar así, de esa manera y tampoco quería decirlo así, no me malinterpretes.
— Ha sonado a lo que ha sonado, que crees que me voy a la cama con todo el mundo.
— No, no, de verdad que no he querido decir eso — me solté de su agarre de un tirón y di un paso para atrás. — Por favor, Alex.
— Déjame, ¿vale?, yo solo venía a decirte si querías dormir conmigo, abrazados, pero ya veo lo que piensas de mi — mis ojos se llenaron de lágrimas.
— No pienso eso de ti, te lo aseguro — dijo cogiéndome la cara y apoyando su frente con la mía. — Te quiero, quiero dormir contigo todas las noche, abrazarte y besarte, quiero que mis brazos sean ese lugar donde acudas cuando necesites sentirte segura.
No dije nada.
— Por favor, perdóneme por ser un imbécil — me levantó la cabeza tirando de mi barbilla. — Por favor, Alex. — Le miré a los ojos, quería besarle y eso fue exactamente lo que hice, me lancé a sus labios que me recibieron con ganas para devorarme de nuevo.
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Todos los caminos que elegí
Romance¿Cuántas veces te has enamorado? ¿Existe el amor para toda la vida? ¿Cómo sabes que estás enamorada de verdad? Esas son las preguntas que se hace Alex, una joven abogada y futura policía. Su vida se verá envuelta en diferentes cambios cuando en su c...