11.

1.1K 107 9
                                    





-Todo lo contrario, de hecho- Contesto, con un matiz calmo completamente fingido- Tengo tantas cosas que decir que no sé por dónde empezar...

Lo veo tambalearse sobre la superficie de concreto, el corte brilla en su abdomen, ahora cubierto por el trapo que utilicé para curárselo. Sus labios dibujan una curva ascendente en lo que se reincorpora y su pelo se desliza a lados dispares sobre su cabeza. En mi mente revolotean pensamientos de todo tipo mientras me siento al borde de la cama para poder observar mejor.

-Por el principio sería la opción más correcta- Comenta, dejando escapar un chasquido sarcástico cuando termina de decir la frase. En su voz resquicios suaves por la embriaguez.

Ruedo los ojos ante esa respuesta hilarante. Me niego a continuar jugando a ese jueguito suyo en el que trata de humillarme siempre. Así que me levanto de la cama de sopetón y cruzo los brazos sobre el pecho.

-¿Qué haces en mi habitación, Five?

El cambio de tono parece sorprenderlo, pues su rostro se ensombrece y el balanceo de su cuerpo se detiene para mirarme fijamente. El brillo de sus ojos hace que me arda la piel.

-Hasta donde yo sé, esta habitación es de Viktor...

-Déjate de bromas, sabes a lo que me refiero- Mi postura frente a él se vuelve dominante por primera vez desde que nos conocemos- ¿Y se puede saber por qué demonios estás borracho?

-¿Qué pasa? ¿Todos en esta familia tienen permitido divertirse menos yo?- Da un paso hacia delante, restando distancia entre nosotros.

La luna rodea su silueta a través de los cristales de una ventana. Está encorvado, hecho un desastre, perdiendo el control... Nunca lo había visto así y no sé cómo sentirme al respecto.

-Esto no es divertirse, Five- Mascullo, alejándome un poco de su figura atrapada entre las sombras.

-¡Dios!- Espeta, acortando de nuevo el espacio entre nosotros- Se te da tan bien caerme tan mal.

Un silencio denso se apodera de la situación. Yo no tengo nada que decir después de eso, ya que él tampoco es santo de mi devoción. Viendo que no voy a contestar nada, se planta tan cerca de mí cómo puede:

-Ojala a mi se te diera igual de bien dejar de mirarte.

No quepo en mí del asombro. Mis pensamientos comienzan a ser difusos y no se me ocurre ningún significado acorde a sus palabras. No sé qué quiere decir con eso y el poco entendimiento me exaspera. Retrocedo una vez más, pero termino chocando con la mesita de noche adyacente a la cama, provocando que mi cuaderno caiga al suelo.

-Esa maldita libreta...- Dice entre dientes- Apuntaste muchas cosas ahí...

-Se suponía que debían ser privadas...- Murmuro, agachando la cabeza avergonzada.

-No hay pensamiento más cierto que el que es para uno mismo.

Un cosquilleo raro me recorre de arriba a abajo, digiriendo lo que acaba de decir. Sin embargo, antes de poder hacerlo, Five comienza a tambalearse sobre sus pies. Incapaz de mantenerse recto más tiempo, cae medio inconsciente al suelo. Un suspiro se cuela entre mis labios en lo que me paso una mano por el pelo, recuperando la calma perdida. El hombre a mis pies respira irregularmente, indicando que ha caído en un sueño profundo y distraído.

"No puedo dejarlo ahí tirado" Me digo, apelando a mi lado más empático, por mucho que él no se lo merezca.

Lo tomo por los hombros y lo arrastro hasta postrarlo sobre la cama, donde queda boca arriba y con la mano izquierda sobre su abdomen. Observo cómo su pecho sube y baja al tiempo que asumo que he perdido mi sitio para dormir. Con sigilo, abandono la habitación y busco alguna libre. Con lo grande que es este sitio, estoy completamente segura de que habrá más de un cuarto en desuso.

DeconstructedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora