8.

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La mañana siguiente amanezco como si una manada de elefantes bebés me hubiesen pasado por encima. A traves de la ventana el sol se burla de mi, posando rayos calientes sobre mi cara, y aunque la sensación es agradable, soy incapaz de seguir durmiendo por la claridad que desprenden.

Parpadeo un par de veces antes de desperezarme del todo. Sigo en la misma habitación en la que desperté de madrugada y con la misma camiseta cubriendo mi cuerpo. Por otro lado, mi vestido cuelga del borde de la cama a centímetros de caerse. Lo atrapo entre las manos y me lo pongo al levantarme, sintiendo la tela aspera ante el contacto con la piel. Sigue oliendo un poco a alcohol y a sudor, pero no pienso bajar esas escaleras y que todos me vean con tan solo una camiseta.

Salgo del cuarto con un incipiente dolor alojado en la cabeza y con cierta inestabilidad al caminar. Definitivamente no fue buena idea beber tanto ayer, no con tanto trabajo que me queda por hacer. Al llegar al gran salón, iluminado por un par de velas y lámparas raídas por el tiempo, veo que no soy la única que se encuentra al borde de la muerte: Klaus está medio desnudo tirado en el sofá, en una pose digna de un contorsionista profesional.

Me acerco y lo sacudo levemente por los hombros.

-Klaus...- Pronuncio con un hilillo de voz- ¡Klaus!

Repito su nombre hasta que se espabila súbitamente, alzando la espalda del sofá en un pestañeo y sentándose sobre él.

-Me has pegado un susto de muerte- Susurra mientras se lleva una mano a la cabeza- ¿Se puede saber que hora es?

-Tarde. Es muy tarde- Me limito a decir, introduciéndome en otra sala que me lleva a un gran comedor donde están sentados Allison y Viktor, tomando en silencio lo que creo que es una taza de café- Voy a necesitar una de esas.

Tomo asiento al lado de Viktor, que me observa con una sonrisa de oreja a oreja.

-¿Dormiste bien en mi cuarto?- Pregunta, dando otro sorbo.

Le dedico una mueca de confusión.

-¿Era tu cuarto?

-Lo era- Deja escapar una leve risita- Tuve que dormir en el sofá con Klaus hablando solo toda la noche.

Copio su expresión de felicidad.

-Lo siento mucho, no quería molestar- Respondo, entrelazando los dedos sobre la mesa- Y sí, dormí bastante bien hasta que tuve que levantarme a beber agua y me encontré con Five en la cocina.

Allison rueda los ojos.

-¿A que es un rayo de sol?- Exclama sarcásticamente, jugueteando con la taza- Siempre ha sido un amargado, pero estos últimos días me tiene al borde de estrangularlo con mis propias manos.

-No está durmiendo bien...- Trata de exonerarlo Viktor, en vano, ya que Allison sigue negando con la cabeza.

-No es excusa para ser un gilipollas- Sentencia y no puedo estar más de acuerdo.

-Ayer por la noche estaba especialmente raro- Apunto, levantándome otra vez y abriendo un cajón que se halla sobre una encimera- ¿Donde guardais el café?

-Permíteme- Dice Viktor, posicionándose a mi lado y agarrando un pequeño bote de café instantáneo. Curvo mis labios hacia arriba en una sonrisa cerrada.

-No hacía falta...- Murmuro, en lo que tomo asiento de nuevo.

-Para compensar el mal trago de anoche- Se limita a responder para luego seguir haciendo mi bebida caliente.

Allison alza una ceja con suspicacia, arrastrando una silla hacia atrás y abandonando la sala en un par de pasos.

-Tengo que llamar a Claire para ver cómo está- Se excusa, antes de cruzar el umbral de la puerta, dejando que el silencio absorba la habitación.

-¿Claire?- Decido preguntar tras unos minutos.

-Su hija- Me explica Viktor, en lo que deja la taza a rebosar de líquido delante de mí- Se está quedando con la familia de Lila en lo que ella está aquí... Five no nos deja marcharnos ¡Deberías verlo! Está histérico, paranoico...

-Lo he visto- Le recuerdo, engullendo el café como si fuese una manzana dorada.

-Oh... Si, es verdad- Ocupa el espacio a mi lado a pesar de haber un millar de asientos libres- Se me olvida el detalle de que nos has estado siguiendo dos semanas.

-Era por una buena causa- Me justifico, cruzándome de brazos- Aunque de ti poco he logrado saber. Has vuelto de Canadá hace poco ¿No?

-En efecto- Asiente, con sus ojos clavados en los míos- Aunque no planeaba quedarme tanto tiempo.

-¿Te gustaba?- Pregunto con genuina curiosidad.

Una sombra ensombrece su rostro y cuando parece que va a contestar, una voz se hace escuchar desde el marco de la puerta.

-¿Chicos?- Luther asoma la cabeza- Siento interrumpir, pero Five nos espera en el salón.

Le echo un último vistazo a Viktor, que no pierde tiempo en levantarse y salir casi corriendo hacia la siguiente habitación. Actitud que no me pasa inadvertida. Todo su semblante cambió en el momento que nombré Canadá y su estancia allí.

Viktor es el único de los hermanos del que desconozco casi todo. Como se comporta o cuales son sus capacidades son un misterio para mí del que me gustaría saber más. Otro grito me hace salir de mi ensimismamiento, así que me levanto y me dirijo hacia el viejo salón, abandonando mis dudas sobre el séptimo de los hermanos. 

Cuando pongo un pie en la sala, una visión fantasmal me abruma: todos en la sala tienen un aspecto deplorable. Rostros palidecidos, expresiones cansadas... La resaca es un enemigo común combatir esta mañana.

-Genial- Comenta Five, en medio de todo el mundo- Os dejo una noche solos y esto es lo que ocurre...

Los regaña como si de un padre se tratase. Diego reacciona a esto rodando los ojos.

-Déjate de discursos y vete al grano, enano- Escupe, extendiendo un brazo y pasandoselo a Lila por los hombros, que cierra los ojos por un segundo, notablemente cansada.

-Ya que mis plegarias por no aceptar la ayuda de esta... Intrusa, se han visto truncadas- Comienza, mirándome de soslayo- Me gustaría saber que tiene planeado hacer ahora que la hemos dejado entrar.

La atención de todos recae sobre mí y eso me incomoda. Mis pintas no son las mejores, me siento sucia, cansada y sobretodo, sin ganas de explicarme. Pero no pienso darle la satisfacción a Five de dejarme en evidencia, así que carraspeo y me dispongo a hablar.

-Mi padre lleva queriendo mucho tiempo concertar una cita con el gerente de cierto laboratorio de renombre que se especializa en el estudio de partículas subatómicas...  Protones... Neutrones y esas cosas- Planto mis manos sobre mi cintura, poniendo los brazos en jarra- Según él, poseen algo de información sobre la existencia de estas nuevas partículas que tratan de converger. Pero el laboratorio es una entidad secreta del gobierno, y nunca acceden a hablar con él.

-¿Qué estás sugiriendo?- Me interrumpe Luther, con una mueca de desconcierto en el rostro.

-¿No es obvio, grandullón?- Contesta Lila por mí- Quiere que nos colemos.

-Es más complejo que eso, me temo- Retomo el turno de palabra- No solo quiero que os coleis. Necesito que os hagáis con un informe que guardan en una caja bajo llave y que protegen con garras y dientes: El informe Everett.

DeconstructedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora