17.

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Génesis

Me despierto en un mar de sábanas blancas y paredes ruinosas. La cabeza me da vueltas y siento una gota de sudor frío recorrer la curva de mi frente. No tengo ni idea de donde estoy o de cómo he llegado aquí, lo último que recuerdo es caer inconsciente sobre los brazos de Five.

Me incorporo suavemente, librándome del caluroso abrazo de las mantas. Al frente, una ventana descubre el cielo estrellado de una noche despejada, con la luna en lo alto iluminando levemente el espacio.

Un rayo blanco se proyecta en una mesa de noche al lado de la cama. Sobre ella, yacen diversos juguetes infantiles, entre los que destaca un tren de tamaño considerable que me llama la atención. Mis ojos recorren el lugar con curiosidad y entre las espesas sombras de una esquina, diviso la figura de alguien. Me sobresalto ante la presencia extraña, pero rápidamente identifico a Five, recostado sobre la pared, con los brazos cruzados y los ojos cerrados.

Por lo pronto, decido no perturbar su paz . Me abstengo de hablarle y acribillarle a preguntas sobre cómo hemos vuelto a la academia o por que está vigilándome. Me limito a observarlo en silencio, dibujando sus remarcadas facciones en mi mente como un mero entretenimiento.

Su pelo se dispersa en lados dispares y aún tiene manchas de sangre ajena sobre la piel. Por la pose en la que descansa, tiene que estar agotado, pues apenas se tiende en pie.

Pienso en despertarlo por un breve segundo y decirle que se vaya a dormir, que no preciso su presencia en estos momentos, pero se adelanta a ello.

—¿Estás bien?— Pregunta, sin algún ápice de emoción. Sus ojos claros se clavan en los míos mientras se acerca unos pasos

Trago saliva antes de contestar.

—Define bien.

Una sonrisa ladina curva sus labios.

—Tu maldita excursión al laboratorio no salió como esperabas ¿A que no, periodista?

Bufo, algo avergonzada. Al final, después de todo, siempre tuvo razón. Pero mi afanado egocentrismo me lo impidió ver en un primer momento. Fui poco sensata, impulsiva... Incluso cuando lo planeé todo al detalle.

Me mantengo callada unos instantes en los que Five retoma la palabra.

—Debo conceder, que no fue una derrota total— Se mete las manos en los bolsillos y se planta a un metro de la cama— Tenemos tu informe... Y a una chica inconsciente en la habitación de Viktor, por lo menos no nos fuimos con las manos vacías.

Agacho la cabeza y no puedo hacer nada más que sonreír con falsedad. Soy incapaz de ocultar lo mal que me siento conmigo misma, con como han salido las cosas y con mi irresponsabilidad en general. Puse en peligro a demasiada gente, un coste que apenas valió la pena. Además, las escenas grotescas que he presenciado... Las muertes violentas, sangre por todos lados... No tengo claro como eso me afectará de aquí en adelante.

—Odio admitirlo, pero debí haberte hecho caso— Pronuncio con la voz trémula, casi inexistente— Era demasiado peligroso y aún así decidí correr el riesgo.

—No fue tu decisión más brillante, en efecto—Me dedica un leve asentimiento con una mueca en el rostro que no logro descifrar— Pero lamentarse por cosas que ya han pasado y no puedes remediar demuestra que no eres tan madura como pensabas...

—¡Demuestra que soy humana!— Interrumpo, alzando la voz más de lo que debería. Aprieto los puños a mis costados, harta de su pretenciosa condescendencia— Siento de corazón que tu seas un psicópata asesino y puedas matar a cualquiera sin remordimientos. Pero la gente corriente, sentimos y padecemos y algunas decisiones nos persiguen con sus consecuencias. No espero que lo entiendas, no creo que hayas sentido algo más que indiferencia en tu vida. Solo te pido que si vas a soltar comentarios insensibles, te limites a cuando esté en mis cabales.

DeconstructedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora