13.

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No escucho objeción alguna tras mis últimas palabras, así que me permito el lujo de seguir hablando.

—En el laboratorio me conocen— Aclaro, bajo la atenta mirada de Klaus, que parece el más intrigado por lo que tengo que decir, al igual que Viktor, que no despega sus ojos oscuros de los míos— He hecho diversos reportajes sobre las instalaciones. Además, algunos trabajadores son colegas de mi padre, por lo que para mí es imposible pasar desapercibida.

—¿Osea que te lavas las manos y nos dejas a nosotros el trabajo sucio?— Refunfuña Ben, dedicándome una mueca bastante desagradable.

Frunzo el ceño algo irritada.

—Yo no he dicho eso— Bufo, volviendo a dirigirme hacia todo el mundo- Podemos aprovechar esto. Puedo distraer a parte del personal de recepción mientras vosotros os coláis.

—De hecho... Eso es una gran idea— Añade Luther, encendiendo una vela a mi favor— Pero sin ti, es imposible que encontremos el informe. No sabemos dónde está.

—Eso será cuestión de que busquéis— Repongo, frunciendo un poco los labios. Por mucho que no quiera admitirlo, hay una ligera laguna en el plan en ese aspecto— De todas maneras, Five dice que está custodiado por un batallón de hombres armados, así que no os pasará inadvertido.

—Yo estoy dentro— Me apoya Klaus, regalándome una sonrisa bonachona demasiado tierna.

—Cuenta conmigo también— Se une Viktor, y tras él se suman Allison, Luther, Diego y Lila, conformes con lo dicho.

El único que queda por aceptar, como no, es Ben. Tarda un rato en formular una respuesta, pareciera como si se estuviera haciendo derrogar. No obstante, si el chico calamar no quiere unirse a nuestro equipo, tampoco lo consideraría una gran pérdida.

—Agh... Vale, está bien- Cede finalmente.

Satisfecha, no tardo en informarles de que esta tarde ejecutaremos la misión, dejándoles un margen de algunas horas para que se preparen y agarren todo lo necesario. Me levanto del sofá cuando ya todo el mundo lo ha hecho, dispuesta a cambiarme y organizar unos últimos detalles. Sin embargo, una voz me detiene.

—¡Ann!— Me llama Viktor, acortando la distancia que nos separa. Me revuelvo disimuladamente en el sitio, un poco incómoda tras la charla que mantuvimos anoche— ¿Lograste dormir algo al final?

Finjo una sonrisa amable.

—Si, conseguí conciliar el sueño, aunque solo un par de horas— Contesto escuetamente- ¿Y tú?

—No demasiado...—Se acaricia la nuca, luciendo algo nervioso— Estuve lo que quedaba de noche dándole vueltas al tema de tu padre...

La sonrisa se desdibuja de mi rostro en un latido, y no puedo evitar poner una mueca de enfado en lo que expulso un largo suspiro.

—Te voy a pedir por favor— Le interrumpo, porque sé que si termina esa frase voy a perder los estribos— Que dejes mi vida privada en paz. Lo que pase o deje de pasar con mi padre no es asunto tuyo, Viktor.

Observo su expresión, esperando una reacción explosiva o algún reproche. Sin embargo, se queda ahí plantado con la boca semiabierta y las manos en los bolsillos. Da la impresión de que está avergonzado, pero decido no quedarme ahí para averiguarlo. Me retiro rápidamente, abandonándolo en mitad del salón como un cervatillo recién nacido.

Mientras subo las escaleras no puedo evitar pensar, que igual me he pasado un poco y podría haber expresado lo mismo sin ser tan desagradable con él. Aún así, por lo menos de esta manera me aseguro de que no vuelva a sacar el tema nunca más. Distraída con estos pensamientos, apenas noto la presencia de Five en el piso de arriba.

DeconstructedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora