Lie

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"A veces, la verdad más cruel se disfraza de mentira benévola, y en el camino de la engañosa salvación, nos ofrece un respiro que la verdad nunca podría." —Anónimo


Merlina había terminado una agotadora y tediosa reunión del club de apicultura. Eugene, con su insistencia característica, prácticamente había suplicado que asistiera, y aunque Merlina odiaba admitirlo, no había podido decirle que no. Ahora, mientras caminaba por los oscuros pasillos de la Academia, su mente estaba sumida en pensamientos más siniestros. Al llegar a su habitación, su ceño se frunció al escuchar murmullos provenientes del interior.

Sin detenerse, Merlina abrió la puerta con su usual aire de indiferencia. Su mirada se deslizó por la habitación, captando a Yoko, la vampira asiática, sentada en la cama de Enid, rodeada de esmaltes de uñas. Al buscar a Enid con la mirada, la encontró levantándose apresuradamente del suelo, evidentemente sobresaltada. El estruendo de la puerta había hecho que Enid se cayera de la cama en un descuido, su corazón latiendo con fuerza no solo por la sorpresa, sino por la creciente incomodidad que sentía cada vez que estaba cerca de Merlina desde que había descubierto sus propios sentimientos.

Merlina torció los labios con disgusto, una mueca apenas perceptible, y se dirigió hacia su lado de la habitación, tomando asiento frente a su escritorio. Era su momento de escribir, de sumergirse en su mundo oscuro, aunque últimamente se encontraba sin inspiración tras haber terminado su primera novela.

Mientras intentaba hacer una lista de posibles temas para su próximo proyecto, no pudo evitar escuchar los murmullos y risas sofocadas de las dos chicas detrás de ella. La perturbaban más de lo que quería admitir, pero había algo más en el ambiente, algo que no lograba identificar del todo.

M: —¿Qué hace la chupa sangre aquí, Sinclair? —preguntó, su voz gélida y llena de desdén.

E: —Emmm... fiesta de chicas... es decir, noche de chicas —respondió Enid rápidamente corrigiéndose, su voz temblorosa, tratando de mantener la compostura, aunque la presencia de Merlina la ponía aún más nerviosa.

Merlina giró en su asiento, fulminando a las dos con la mirada. La idea de una "pijamada", con risitas y conversaciones triviales, era una afrenta a su sentido del orden y la oscuridad. Frunció el ceño aún más, si es que eso era posible, y cruzó los brazos sobre el pecho, una clara señal de su desagrado.

M: —¿De qué carajos hablas? No se quedará esta noche. -

E: —Por favor, Merl... es mi amiga, además hay mucho de lo que debemos hablar... puedes unirte si te gusta... oh, quizás contar historias de terror, eso es tu fuerte, ¿no?-

Enid se esforzaba por sonar natural, pero la realidad era que sus recientes revelaciones sobre sus sentimientos la tenían en un estado de constante ansiedad. No podía dejar de pensar en cómo la mera presencia de Merlina la hacía sentir, en cómo su corazón latía más rápido y en cómo su lobo interior anhelaba su cercanía. La posibilidad de que Merlina se uniera a ellas la emocionaba tanto como la aterrorizaba. Merlina mantuvo su expresión de reacia dureza, pero algo en la mirada suplicante de Enid, esos ojos grandes y llenos de esperanza, la hizo vacilar. Chasqueó la lengua, aún más molesta por verse obligada a considerar la petición.

M: —Solo será esta noche... pero se quedan en su lado de la habitación... ¡Dedos! —llamó con su tono autoritario, ordenando la aparición de su fiel mano andante.

Al ver salir a Dedos del armario, las caras de Enid y Yoko palidecieron de inmediato, y Merlina elevó una ceja, disfrutando momentáneamente de la reacción que había provocado. Supuso que Dedos había escuchado algo que no debía, lo que no hacía sino confirmar su recelo.

ADDAMS---une histoire de sang.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora