CAPITULO 47

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KALI

Me miro al espejo, dándome los ultimo retoques, llevo un vestido negro retro fino, manga largar y cuello alto, es plisado y me llega hasta la mitad del muslo, tiene unos botones dorados a los lados, los combiné con unas botas altas, me recogí el cabello en una cola de caballo alta, y me maquillé los ojos para resaltar el gris de ellos. El vestido se desliza por mi piel como una segunda piel, acentuando cada curva con delicadeza. Mis ojos recorren mi reflejo, deteniéndose en cada detalle. El contraste del negro intenso con los botones dorados crea un efecto dramático que me encanta.

Hoy tengo una cena de negocios, Cruz y su socio Hernández estarán también allí, son las conexiones que les conseguí para que expandan su negocio. Ya casi salen las primeras dosis de la droga que estoy creando, así como también salen los posibles prototipos de bombas.

No he podido hablar con Call, la última vez que revisé estaba en su casa. Hemos estado viéndonos mas seguido, y no voy a negar que se siente un poco extraño. Pero me gusta su compañía. Con él, siento que finalmente he encontrado mi refugio. La paz que me brinda es como un bálsamo para mi alma, un oasis en medio del desierto de mi vida. Me encanta perderme en nuestras conversaciones, compartiendo mis pasiones con alguien que las valora tanto como yo.

Adoro la intensidad de su mirada, la forma en que me recorre con sus ojos como si quisiera devorarme. Sus besos son como una droga que me adicta, me hacen sentir viva y deseada. Nunca había experimentado una pasión así, es como si una parte de mí se despertara solo cuando estoy con él.

Con él, la pasión se mezcla con la ternura de una manera que me desconcierta. Me encanta cómo puede pasar de momentos de intensa intimidad a caricias suaves que me hacen sentir protegida. Es la combinación perfecta.

Termino de alistarme, tomo las llaves de mi auto y salgo de mi habitación. Me voy a encontrar con Cruz y los demás en un reconocido restaurante en el centro de la ciudad, es un lugar tranquilo y hace parte de los lugares que están en la nomina de mi familia.

Antes de salir de mi ático tomo mis armas, una Glock 19, tomo también el juego de cuchillos de defensa que mi padre me dio hace un tiempo y los guardo en mis botas. Apago las luces y tomo el elevador hasta el estacionamiento donde tengo mis autos, me subo en el McLaren y me pongo en marcha. Después de unos minutos por fin llego al restaurante donde me encontraré con Cruz y los posibles socios.

Estaciono mi auto y me bajo. El restaurante tiene un encanto bohemio que me cautiva. La mezcla de muebles antiguos y piezas de diseño contemporáneo crea un ambiente acogedor y relajado. La música suave de fondo me transporta a un mundo de ensueño. El ambiente es una fusión perfecta de lo moderno y lo vintage. Las paredes adornadas con obras de arte originales y los sofás de terciopelo invitan a la relajación.

-¡Eh, mi amor! – Dice una voz seductora detrás de mi - ¿Usted quiere que yo me muera?

En mi campo de visión aparece Cruz, trae el cabello castaño algo desordenado, de tanto que se pasa los dedos por las hebras, trae un pantalón negro, junto con una camisa manga larga negra, el color azul de los ojos le resaltan y la usual sonrisa seductora que lo caracteriza lo acompaña, a su lado, con las manos en los bolsillos y una sonrisa picara viene su socia, Hernández, un pantalón color blanco hueso, una camisa verde musgo resaltan el color de sus ojos. No voy a negarlo Hernández es extremadamente guapo, el color de su piel hace que sus ojos se vean fascinantes.

El contraste entre el negro de Cruz y el verde de Hernández creaba una composición visual muy interesante. Era como una escena sacada de una revista de moda.

-Bollito – Me saluda Hernández – Tienes que dejar de aparecerte así. Me confundo y pienso que estoy en el cielo.

Sacudo la cabeza y observo como Cruz le da un manotón en la cabeza. Hernández suelta una carcajada.

THE PRINCESS OF THE DEATHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora