¿Qué pasa cuando una mano ajena te ayuda a salir del pozo en el que alguien más te empujó?
Fanfic inspirado en la pareja de baile sobre hielo de Vasilisa K. y Maxim N.
Nada de lo escrito aquí tiene que ver con la realidad, a menos que existan prueba...
—No sabes cuánto te extraño— mi mejor amiga rubia dice a través del teléfono.
Hoy era día de San Valentín y mi mejor amiga estaba a 7 horas de distancia.
—Yo también te extraño— hago un puchero a la cámara mientras continuo lavando los trastes. —¿Tienes planes para hoy, algo con el galán de tu novio tal vez?— su tono era pícaro. —En primera, no, no tengo planes hoy, y segundo, Maxim no es mi novio— enjuago los platos para tratar de ocultar mi sonrojo de Polina. —Pero te encantaría que lo fuera...— dice con voz cantarina. —Cállate.
Minutos después la llamada termina gracias a que mi mejor amiga sí tenía planes con su novio y tenía que arreglarse. Yo termino mis quehaceres en mi casa y salgo al balcón con Izumi tras de mí para tomar un poco el sol, apenas era medio día y no tenía nada que hacer, el entrenamiento con Krylova se había pospuesto para mañana para disfrutar la festividad y mañana regresaríamos a terminar la semana de montaje con ella para luego regresar a Novogorsk el lunes.
Mi teléfono timbra.
Maxim me llamaba.
—¿Hola? —Vasya, ¿Qué tal?— su voz tembló levemente a través de la bocina. —Max, todo bien, ¿Qué hay de ti?— acaricio el pelaje de mi bebé. —Todo bien, ¿tienes planes para hoy?— carraspea ligeramente. —Uh, no, por hoy no, ¿por qué?— me muerdo el labio, ¿Será posible que me quiera invitar a una cita?...
Relájate.
No le gustas.
Es obvio.
—¿Te gustaría ir a comer o a cenar, o al cine, conmigo? Ya ves que no pudimos festejar el mes aniversario hace dos días por el entrenamiento...— intento no gritar. —Eh, claro, claro, suena maravilloso, podemos ir al cine y luego a cenar, ¿te parece?— jugueteo con la cadena en mi cuello, el regalo de Max en mi cumpleaños. —Perfecto, paso por ti a las 5, ¿Está bien?— sonrío como loca. —Sí, perfecto, nos vemos entonces. —Hasta luego linda, un beso— y cuelga.
Corazón, cálmate.
No es una cita.
No es una cita.
No. Es. Una. Cita.
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-¿Cuál vemos?- pregunta mi acompañante mirando la cartelera de películas que había disponibles.
Levanto la vista a la misma y leo los títulos a detalle.
—¿Qué tal "Argylle"?- señalo el póster. —Claro, voy a comprar los boletos, espérame aquí- se acerca a la fila. —Tú compra los boletos, yo compro las palomitas- me giro en dirección contraria al área de comida. —Woah, woah, ¿a dónde crees que vas?- su mano en mi muñeca me detiene. —A comprar las ¿palomitas?… —¿Cuántas veces tengo que decírtelo?…no debes preocuparte por dinero, transporte ni absolutamente nada mientras esté yo contigo, ahora, ve a sentarte y espérame para ir juntos a elegir la comida— otra vez ese tono de voz.
