Capítulo 21

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Ahora que el grupo se había alejado, Francisco tuvo tiempo de relajarse con una taza de té en el desayunador. Preocupado con pensamientos de Esteban, casi se lleva por delante a una persona que estaba abandonando la casa en ese mismo momento.

El hombre lo alcanzó para estabilizarlo, sosteniéndolo de los codos hasta que se sintió seguro de que Fran estaba bien.

—Lo siento. Estaba apurado por alcanzar a los otros.

—Ellos acaban de salir. Buenos días, Sr. Vogrincic, si usted desciende las escaleras de la izquierda y sigue el camino hacia el bosque, los alcanzará.

—Muchas gracias. Es mi tormento particular el disfrutar de deportes que sólo tienen lugar por la mañana.

—¿Asumo que entonces le agrada pescar también?

—Oh sí.

—Una de estas mañanas debería ir con mi hermano a nuestro arroyo de truchas.

—Tal vez lo haga, aunque no creo estar a la altura del desafío. Las truchas argentinas son bastante más astutas que las gallegas.

—¿Se puede decir lo mismo de los hombres de negocios gallegos?

—Para mi alivio —le hizo una leve reverencia preparándose para partir, luego pausó como si se le ocurriera un pensamiento —Joven, tengo una pregunta... —de alguna manera Francisco sabía exactamente qué es lo que le iba a preguntar. Tuvo que utilizar su habilidad actoral considerablemente para mantener una expresión ingenua.

—¿Sí, Sr. Vogrincic?

—Anoche, mientras tomaba un paseo por los jardines traseros, tuve la oportunidad de conocer a un joven chico... —El pausó, obviamente considerando cuanto del encuentro debería describirle.

—¿El no le dio su nombre? —Preguntó inocentemente Francisco.

—No, era probablemente un criado.

—No lo creo —Enzo entrecerró sus ojos mieles con una suave arruga.

—El tiene rulos marrones dorados y ojos azules, y su cuerpo es más relleno —Francisco se encogió de hombros, a manera ddisculpas. Aunque a el le hubiese gustado complacerlo y darle el nombre de su hermano, no estaba seguro de que Juani quisiera que el conociera su identidad aún.

—Por el momento, Sr. Vogrincic, no se me ocurre nadie de la casa que coincida con esa descripción. ¿Está seguro de que no era una invención de su imaginación? —El negó con la cabeza, sus pestañas oscuras bajando sobre sus ricos ojos mientras el parecía contemplar un problema de gran magnitud.

—El era real. Y yo necesito, quiero decir, me gustaría mucho encontrarlo.

—Ese joven parece haberle causado una gran impresión.

—Conocerlo fue como tomar una bocanada de aire profunda por primera vez en años —respondió Enzo, sin mirarlo a los ojos.

—Si, lo entiendo —La sinceridad indiscutible de la voz de Fran pareció atraer su atención. Sintiendo una ráfaga de simpatía por el hombre, Francisco le señaló en la dirección del grupo —Aún puede alcanzarlos si corre —Él rió brevemente.

—Joven Romero, no hay nada en esta vida que yo desee perseguir.

—Entonces puede tomar un desayuno temprano conmigo. Haré que lo sirvan aquí fuera.

Con su compañero aceptando amablemente la invitación, Francisco dirigió a los criados para que sirvieran el desayuno para dos. Una canasta humeante de tortas y suaves bollos fue traída rápidamente, junto con platos de huevos asados, hongos horneados y finas rodajas de perdiz horneada. Aunque Enzo parecía estar disfrutando el desayuno, él parecía más interesado en la taza de café fuerte, tomándolo como si fuera el antídoto ante una reciente ingesta de veneno.

Magia ; Kuku x Fran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora