Despierto del todo cuando me doy cuenta que no estoy en mi cama y un aroma masculino en particular me envuelve de forma cálida. Un edredón blanco me cubre del frío, tengo la ropa puesta y unos pantalones ajenos bastante grandes. Apenas me remuevo ladeo mi rostro para observar y lo veo. JungKook duerme a mi lado, en el piso sobre una colchoneta. Está completamente cubierto hasta la mitad del rostro excepto por sus pies sin medias que están expuestos. La imagen en si supone algo tierno. Ay no.
Ay sí. ¿Ahora cómo salgo de aquí?
No seas estúpida, SunTae, está profundamente dormido. Puedes irte sin problemas.
¿Por qué no me llevó a casa? ¿Por qué decidió traerme hasta aquí? Estoy causándole problemas.
Esa no es la peor parte. En silencio maldigo golpeándome la frente.
Sí, recuerdo todo lo que le dije anoche no estando en mis cinco sentidos. Una desventaja. Se supone que luego de una borrachera tienes resaca y olvidas, pero no, claro que no, a mí me toca recordar todo lo que hice y dije. Más avergonzada no puedo estar. Le conté que de niña estuve enamorada de él. En realidad, solo fue una ilusión inocente porque yo lo era. Luego ocurrieron cosas, crecí y dejé de ser eso para convertirme en… este desastre andante.
No estoy segura ni siquiera de lo que siento ahora. Solo dolor, vacío y una tremenda decepción.
Trago, sopesando mis opciones. Todo se encuentra en silencio. Observo un poco. Se supone que al ser la habitación de dos hombres debería ser un desastre, sin embargo, no es así. Todo se mantiene limpio y ordenado, incluso percibo el perfume de JungKook con el de alguien más y supongo que es el de Mingyu. Suspiro decidiendo salir de la cama. Despacio, sin hacer ruido, no quiero despertarlo y tener que soportar sus burlas. Paso a paso me dirijo a la silla tomando mi chaqueta, me la coloco sobre los hombros. Otro día le devolveré los pantalones. Mis zapatos, ¿Dónde diablos dejo mis zapatos? Los veo a los pies de la cama.
Estoy por ir a ellos cuando una mano, repentinamente, se aferra a mi tobillo dejándome inmovilizada y sacándome un jadeo del maldito susto. Casi temblando de cuerpo entero nada más que mis ojos se mueven hacia abajo. Sigue dormido, solo está soñando, balbuceando incoherencias. Lo voy a matar. Trato de retirar mi pie y él se sujeta más fuerte. ¿Qué diablos le pasa? Entonces me agacho, susurrando palabras dulces y peinando sus cabellos alborotados para que me suelte. Lo hace lentamente y yo solo quiero largarme a mi casa.
Cuando lo logro, —teniendo mis cosas colgando en ambas manos—, otro nuevo obstáculo aparece cuando abro la puerta. Mingyu.
—Oh, buenos días.
Me sonríe, no parece asombrado de verme.
Siento más vergüenza todavía.
Rápidamente lo sostengo de los brazos para apartarlo de la puerta, mejor dicho, de la habitación. Y sin vacilaciones como si fuera desesperada le susurro.
—No pasó nada entre nosotros, eh.
Me mira, resopla una risita y asiente.
—Lo sé, tranquila. —¿Lo sabe? ¿Qué sabe?— Te trajo aquí para que descansaras, cuido de ti toda la noche y cayó rendido casi al amanecer.
Aw.
Mi cabeza gira por unos instantes mirando hacia la puerta cerrada detrás de mí.
—¿Eso hizo?
Vuelve asentir como cachorrito obediente.
—Nuestro JungKookie es una masita dulce. —lo sé. Jamás había conocido un hombre tan dulce y atento como lo es él—¿Cómo estás?

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𝘾𝙐𝙀𝙎𝙏𝙄𝙊𝙉 𝘿𝙀 𝙋𝙀𝙎𝙊
FanficJungKook jamás lo tuvo fácil, desde niño fue acosado por su sobrepeso y dulce inocencia. Su familia decide mudarse a la gran ciudad de Seúl cuando le proponen un gran trabajo a su padrastro. Años más tarde, vuelve a Busan para entrar en una de las...