Escapo.
Ella lo hizo en esta ocasión. Me empujó lejos, temblorosa y abrumada. Yo estaba igual ante el atrevimiento de besarla aunque no arrepentido porque me encanto. Quise acercarme, tomar su mano en un intento por disculparme. ¿De qué? Sino debería, repito, me fascinó. Pero SunTae fue más rápida y se marchó ante la atenta mirada atónita de nuestros dos amigos que no cabían de la sorpresa. Ahora ni el teléfono me contesta y mi preocupación es el doble ya que no tenemos en concreto sobre el proyecto que debemos exponer. Mi misión es perseguirla y gracias a la insistencia con que Jaehyun me permitió conseguí que Rosé me dijera dónde se encontraba nuestra amiga en común.
Así que, saliendo de entrenar, sin haberme cambiado, bañado y aún con la transpiración en mi piel me dirigí a la biblioteca. Mientras tanto en el camino, pensaba: ¿Cuál sería mi excusa ante mis fachas o que mi respiración se viera agitada? Bueno, tampoco es como si pudiera poner una excusa cuando tengo muy bien en claro para que la quiero. Debería definir mis límites. A esto me refería cuando decía que no quería espantarla. Ahora me ignora y yo ando como maldito acosador buscando por este enorme sitio entre todos los enormes estantes de piso a techo llenos de libro a la chica que me tiene loco.
En todo sentido.
La encontré. Está tratando de alcanzar un libro en particular y que aún con su altura no puede. Lleva una falda tableada gris que por su postura un poco inclinada hacia adelante hace que la tela oscile acortándose. De no ser por las medias azules que abrigan sus largas piernas estilizadas otro sería el cuento. Me acerco por detrás, sigiloso, mis manos suavemente sujetan su cintura para impulsarla a un lado. Su primer reacción fue la de girar pretendiendo darle un certero puñetazo al atrevido que consiguió ponerle una mano encima sin su consentimiento, pero al ver que se trata de mí, simplemente se quedó a un costado, quieta, mirando a cualquier otro lado que no fuera mi persona mientras con ayuda de mi índice y medio y de punta de pie sacaba el libro en cuestión.
—Aquí tienes.
—Gracias.
Aferra el libro entre sus manos contra su pecho, en una postura diría casi tímida que me sorprende viniendo de ella. Perdida en su abrigo blanco de piel de peluche. Muy su estilo. Pasa a mi lado ignorándome, su nombre sale en un suspiro cansado de mis labios que relamo y la sigo. Camina a paso apresurado hacia la mesa donde tiene sus pertenencias.
—SunTae, necesitamos hablar. —murmuro lo más bajo posible sin importunar su espacio personal. Bufa, guardando con total desorden sus cosas dentro de su bolso e intenta esquivarme cuando quiere pasar a mi lado otra vez— ¿Ahora serás tú quien me evite?
Lo digo lo suficientemente alto como para obtener no solo la atención de las personas en las mesas más próximas, sino el siseo de alguien mas. Ella cierra con fuerza los ojos, al parecer hablando consigo misma por como mueve los labios y después de un largo suspiro de hastío me toma por el cuello del hoodie arrastrándome hacia el interior de uno de los estantes más alejados y escondidos.
—No te estoy evitando. —me suelta. Ni siquiera me mira— Tengo mucho que hacer.
Me suena a excusa.
—¿Cómo que? —me cruzo de brazos. Si pensé que mi presencia podría amedrentarla pues no lo demuestra o le importa una mierda.
—No es tu asunto. —me gruñe entre dientes. Su labial es de un bonito rosa anaranjado— Hablamos más tarde —dice sacándome de mi obvio escrutinio a su persona.
Entonces como en las últimas cuarenta y ocho horas en que parece que mi valentía subió a niveles inhóspitos creyéndome el más invencible de todos, mi brazo izquierdo se apoya de uno de los estantes impidiéndole seguir en tanto mi cuerpo se inclina un poco hacia ella quien ni se inmuta por mi acción y con sonrisa socarrona le pregunto.

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𝘾𝙐𝙀𝙎𝙏𝙄𝙊𝙉 𝘿𝙀 𝙋𝙀𝙎𝙊
FanficJungKook jamás lo tuvo fácil, desde niño fue acosado por su sobrepeso y dulce inocencia. Su familia decide mudarse a la gran ciudad de Seúl cuando le proponen un gran trabajo a su padrastro. Años más tarde, vuelve a Busan para entrar en una de las...