|CAPÍTULO 10|

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Nunu
Maldita sea SunTae.
Responde, al menos dígnate
hacerte cargo de lo que
tú provocaste.
11:40 a.m.

EunWoo está insoportable. No entiendo cuál es su maldito problema. Porqué de sus repentinos celos enfermizos hacia Jeon. Supo que le mentí cuando esa estúpida foto en la playa se filtró. No me quedó más que decirle la verdad, explicarle que dimos un simple paseo y festejamos el cumpleaños del pelinegro. Lo último no le gustó para nada. Ahora me culpa que su reputación está por los suelos y de mí ni se hable. Tal vez en algún otro momento me chocaría todo esto, el que dirán, sin embargo, tengo una extraña sensación de tranquilidad.

—Amiga, ¿estás bien?

SooYoung ha estado conmigo todo este tiempo. Defendiéndome de los maliciosos comentarios o cuidando de mí ya que últimamente me estuve sintiendo algo enferma. No sé que haría sin ella. Más que mi mejor amiga la considero mi hermana.

Le sonrío correspondiendo su mano sobre la mía. Su toque es cálido.

—Sí, no te preocupes. No es nada.

—Sun, deberías considerar cortar esa relación. —lo dice con cautela y yo ruedo los ojos del fastidio. No es la primera que me lo dice— Él no te hace bien. También es mi mejor amigo, pero su detestable comportamiento es muy inapropiado. No tiene derecho a tratarte así.

—Lo sé, amiga. Lo sé.

—Sabes que siempre estaré para ti, ¿verdad? —asiento.

Ambas estamos en mi habitación organizando una fiesta de la universidad. Se realiza dos veces al año en una famosa discoteca de la ciudad y dónde no solo alumnos de todas las carreras asisten, sino que pueden llevar amigos. Claro, si obtienen las invitaciones exclusivas y están anotados en la lista. Cuando lo propusimos a la junta de padres y catedráticos, fue con la idea de la camaradería y recreación. Luego EunWoo planteó hacerlo siempre en la discoteca de su hermano mayor. Su padre —como uno de los grandes inversores de la institución— estuvo de acuerdo, los demás le siguieron y ahora es casi como una tradición.

—Oye, amiga. Sí colocaste a JungKook a la lista, ¿no?

No hago el mínimo esfuerzo por esconder mi desagrado rodando los ojos.

—Sí, lo hice.

—Gracias, gracias, gracias.

Me abraza efusiva. Le sonrío sin tanta gracia. Realmente no sé que le vio a ese majadero. De hecho han estado un poco más unidos con esto de que nadie puede verme cerca de él sin iniciar algún tonto rumor. Según ella, es culto, gracioso y muy dulce. Claro, dulce mis limones.

Ay no, mi teléfono a un costado de mi pierna vibra mientras en la pantalla se ilumina el nombre del mencionado. Bueno, del apodo que le puse.

El inmundo.

¿Por qué me está llamando? Que yo sepa el proyecto ya casi está terminado. De hecho, hace dos días me pasó su parte para que lo revisara y en eso estuve hace un rato antes que Joy llegara. Acordamos con que le respondería en un mail. Así que no entiendo porqué me llama. Se corta, al medio minuto vuelve a vibrar una vez más. Y la curiosidad me carcome. Decido atender.

—¿Qué necesitas?

¡Unnie!

Esa no es la voz de JungKook. Esa es una más aniñada y parece preocupada.

—¿Ara? —me levanto de la cama a pesar que tengo la atención de Joy preguntando quién es.

Unnie, no sabía a quién más llamar. Por el feriado festivo del Chuseok appa y omma no están. Nosotros con oppa nos quedamos en casa porque… —esnifa, parece que está llorando— Oppa está enfermo, está ardiendo en fiebre y no me responde. No sé que hacer, nadie puede llevarlo al hospital. Necesito tu ayuda, por favor.

𝘾𝙐𝙀𝙎𝙏𝙄𝙊𝙉 𝘿𝙀 𝙋𝙀𝙎𝙊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora