6. ¿espaguetis o lentejas?

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Holaaaa.

Antes de empezar este capítulo me gustaría aclarar una cosa, y es que acabo de entrar en el anterior cap (el 5, llamado "no bebo, pero sí bailo") y me he dado cuenta de que lo he publicado pero no sé porque estaba incompleto, pues se me ha borrado el final. Más o menos desde que salen de la discoteca y se reúnen todos menos Álvaro.

Se ha borrado desde el párrafo que pone: "el principio del camino es bastante tranquilo, a nadie le apetece hablar mucho, así que nos mantenemos en silencio bajo la luz de las farolas en aquella fría noche de Madrid, con la brisa fría como único acompañante"

Así que he tenido que reescribirlo, y aunque no está igual de bien que estaba la primera vez, algo es algo.

Lo digo para que, antes de que leáis este, os paséis por el anterior y lo terminéis, pues si no, no vais a entender porque pasa lo que pasa en este.

No sé si se me ha entendido, espero que si. De todos modos mañana, domingo, me pasaré para revisar que todo esté bien.

Si no se entiende, por favor decirmelo en los comentarios.

Perdón por todo.

Dicho esto, espero que disfruteis de este capítulo que tanto me ha gustado escribir, como siempre.

***

A pesar de no haber ingerido ni una gota de alcohol, cuando me despierto el sábado por la mañana me siento muy cansado y con dolor de cabeza, así que decido quedarme en la cama toda la mañana envuelto entre mis sábanas.

Primero miro Instagram y resubo alguna historia que otra de la noche anterior con mis amigas, luego paso a TikTok y cuando empiezo a notar que el hambre se apodera de mí me dirijo a la cocina, con intención de hacerme algo rápido de comer.

Cuando entro, bostezando, me encuentro a Bea echando un paquete de espaguetis a la olla de agua hirviendo.

-Buenos días- me saluda ella, tan sonriente, cuando me entrar. Desde luego no parece que haya ido de fiesta la noche anterior. Tiene muy buena cara, al contrario que yo, que a saber qué pintas llevo. -Menuda cara.- prosigue, cuando voy a por un vaso, el cual lleno de agua y bebo en segundos.

-Mmm- gruño yo posándome a su lado, sobre la encimera, para ver lo que está cocinando.

-Estoy haciendo pasta para comer.- me explica- ¿Te importa bajar a por salsa de tomate? Es que me he dado cuenta de que no queda y Violeta es incapaz de levantarse del sofá.

-¿Y Álvaro?- pregunto, intentado escaquearme de tener que bajar al súper, a pesar de que me puedo hacer una ligera idea de donde esta.

-Todavía sigue en casa del chico de ayer. No sé cuándo volverá.

Suspiro, cuando mis sospechas se hacen realidad. Veo que no me queda más opción que bajar, pues me parece feo decirle a Bea que lo haga ella cuando ya nos está preparando la comida a todos.

Sin articular ni media palabra más, me doy la vuelta y vuelvo a mí habitación para cambiarme. Tampoco me esmero mucho, si no que me pongo unos pantalones de chándal y una camiseta vieja, total voy al súper, no a una boda. Al terminar, paso rápidamente por el baño, donde me doy cuenta de que a pesar de haber dormido bastantes horas, tengo unas ojeras debido al cansancio acumulado de la semana.

Cuando ya estoy listo, cojo mi móvil, algo de dinero y las llaves para salir de casa, pero antes veo a Violeta tirada en el sofá, tal y como Bea me ha comentado.

-No tienes muy buena pinta- le comento, cuando paso por su lado.

-Por no hablar de tu ojeras.- me responde ella en un susurro, mirándome levemente.

Entrevistándote a besos - Juantin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora