24. ¿un episodio?

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El estridente sonido de la alarma me hace dar un salto, cayéndome de la cama al momento. Desubicado, miro hacia todos lados sin recordar donde estoy, hasta que veo las maletas de mis amigos a medio deshacer. No llevamos ni un día aquí y ya tenemos la habitación hecha un desastre.

-¿Martin? ¿Qué haces tirado en el suelo?- me pregunta Álvaro con los ojos medio cerrados, mientras apaga la alarma que seguía sonando.

-Eh..- me levanto para sentarme en la cama, mientras me acaricio la espalda baja, adolorida por el golpe.- Me he caído.

Álvaro suelta una risa suave antes de levantarse y dirigirse al baño, donde se encierra.

Me giro hacia Juanjo, el cual sigue durmiendo sosegadamente como si la alarma nunca hubiera sonado. Le agarro del hombro para moverlo y despertarle, pero eso solo hace que se pegue más aún a la pared, alejándose de mí. Vuelvo a hacer otro intento de despertarlo, pero está vez solo se queja frunciendo el ceño para seguir a lo suyo.

Tras unos minutos de intentos en vano, decido que la mejor forma es tirarme sobre él y comenzar a hacerle cosquillas. Si yo me despierto de un susto, pues que el también lo haga.

Suelta un chillido al notarme sobre él antes de darme un fuerte empujón que me vuelve a tirar fuera de la cama.

-Joder, Juanjo. Que bruto.- le digo, frotándome en el mismo lugar que antes. Siento que a lo largo del día se me va a ir formando un moratón en ese lugar y que incluso me llegará a doler.

-Perdón, perdón, perdón- comienza a decir estrepitosamente cuando se da cuenta de lo que ha hecho. Por lo menos y a pesar del dolor, parece que se ha despertado de una vez por todas.

El maño baja de la cama para sentarse a mí lado y envolverme en sus robustos brazos mientras me da suaves besos por toda la cara y su pelo despeinado me roza por la cara al mismo tiempo.

-Perdón, perdón.- sigue repitiendo entre besos y beso, pero a mí apenas me duele ya. Incluso me produce algo de gracia su reacción.

-No pasa nada.- contesto por enésima vez.

-Enserio, es que soy un puto bruto. No sé ni cómo me aguantas.

-Bueno, es que cocinas genial.

Juanjo se separa levemente de mí, aún deteniéndome por la cintura gracias a sus brazos.

-¿Así que solo te gusto porque cocino bien?

Asiento, sonriente.

-Pues que sepas que a mí solo me gustas porque me dejas ver la serie.

-Pues a mí me gustas porque me ayudas en el trabajo.- sigo con la broma que ha surgido de repente.

-Pues a mí me gustas porque me suben la nota en el trabajo.

-Pues a mí me gustas porque besas bien.

-¿Solo bien?

-Sí.- afirmó por muy mentira que sea. Es la persona que mejor besa de todo el universo, pero eso mejor no se lo digo. Aunque seguro que el ya lo sabe.

-Pues que sepas que se hacer otras cosas con esta boquita de aquí.- se señala los labios con el dedo indice, haciendo que mis ojos caigan en esos labios rosas y carnosos que tanto me apetece besar en estos momentos. Pero no puedo hacerlo cuando sigue hablando.- Como por ejemplo te puedo...- no consigue terminar la frase ya que Álvaro nos interrumpe saliendo del baño, de tal forma que nos disgregamos rápidamente. Entre una cosa y otra nos habíamos olvidado de que estaba ahí.

-¿Os vestís o qué?- nos pregunta a los pies de nuestra cama, viendo que aún seguimos en pijama al contrario que él que ya se ha vestido y acicalado.

Entrevistándote a besos - Juantin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora