CAPÍTULO 14

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Volvimos al hotel luego de ese gran problema, Jennie no paraba de temblar por el miedo a que esos hombres vuelvan y se la lleven

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Volvimos al hotel luego de ese gran problema, Jennie no paraba de temblar por el miedo a que esos hombres vuelvan y se la lleven. Intenté consolarla lo más que pude con todos mis medios, pero fueron en vano.

La noche fue bastante horrible, ese guitarrista frustrado, la aburrida cena, el intento de secuestro.

Acompañarla a Seúl fue un error.

Ella podría estar con su familia, "disfrutando" reuniones con ellos, salir con sus amigos de aquí, incluso con Kai.

Apenas llegamos al hotel, fue directo hacia la cama sin emitir una palabra, solo se desvistió y se acostó. Salí al balcón para poder despejarme, que el viento frío golpee mi cara y me ayude a pensar, mientras fumaba un maldito cigarrillo.

Volví ni con la mitad de mis ideas claras, no tenía pensado volver a París y dejarla, creía que tampoco sería lo correcto, pero quizás sea lo mejor para ella. Me saqué mi camisa quedando con mi top y me acosté. Intenté pasar mi mano por su cintura como todas las noches que dormíamos juntas, pero no me lo permitió.

Entendí su referencia, me hice a un lado sin darme vuelta y me dormí.

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—¿Jennie...?

Me desperté buscando su calor para reconfortarme, pero ella no se encontraba allí. Me levanté rápidamente buscándola por toda la habitación con la esperanza de encontrarla, pero su presencia hacía falta.

—¿Qué carajo?

Encontré un sobre por encima del desayunador, no tenía registro de un emisor, solamente un destinatario con las siglas L.M. Lo abrí con la esperanza que sea un mensaje de la castaña, aunque sería algo horrible, porque preferiría hablarlo con ella en persona.

Al abrirlo, encontré fotos mías en el estudio jurídico donde trabaja Jennie y otras en el aeropuerto de Seúl. Un escalofrío se hizo presente al verla en las imágenes, no me importaba que yo estuviese, ella estaba ahí, podría estar en peligro y yo no tenía ni la más mínima idea de donde estaba.

Yo: Jennie, debo saber dónde estás. Responde.

Escribí una carta, ya que no respondía mis mensajes ni mis llamadas, quizás si ella volvía, podría llegar a leerla y llamarme.

Eso creí.

No obtuve respuesta alguna por parte de su teléfono, así que me vestí con lo primero que encontré y salí a buscarla.

Estaba prácticamente perdida en la ciudad de Seúl, no sabía en dónde carajo estaba parada, tampoco tenía a nadie.

Le pregunté a algunas personas si la habían visto, mostrándoles las fotografías que tomé suyas el día anterior, pero nadie la había visto. Intenté contactar a su madre, intentando ir a su casa, pero al llegar, no había nadie más que su hermana mayor.

Tu Misterioso Amor - JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora