CAPÍTULO 5

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—¿Usted es la señorita Kim?

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—¿Usted es la señorita Kim?

Justo ahora tenía que llegar.

—Sí, ¿qué sucede?

—La señorita Park va a tirar el ramo de bodas, me ordenó que la buscara—el encargado del evento hizo una leve reverencia ante su petición y se retiró.

Agradecí (y maldecí) por dentro, quería continuar lo que empezó, pero sé que está mal. Ella tiene novia y yo solo soy su mejor amiga, y para agregar, a esa Sana le caigo pésimo, no debería interferir en ellos.

—Veremos si lo agarras—se levantó acomodando su traje y extendiendo su mano para levantarme, a lo que acepté gustosa—Por cierto, ¿tienes pensado con quien casarte si pasa?—volvió a acercarse a mi, pícaramente.

—Quizás esté delante mío—le seguí el juego.

—Quizás—elevó sus hombros, dándose media vuelta para dirigirse hacia adentro.

Bebimos, comimos y bailamos durante toda la noche como si nada de eso hubiese pasado, excepto sus coqueteos, todo seguían igual.

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—¿Eran ellas?

—Si.

—No perderé el tiempo.

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Como todos los malditos días de mi vida, estaba con el culo apoyado en la silla de mi gran oficina, contando los segundos de mi reloj para que sea la hora del puto almuerzo

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Como todos los malditos días de mi vida, estaba con el culo apoyado en la silla de mi gran oficina, contando los segundos de mi reloj para que sea la hora del puto almuerzo. Este viejo estúpido de mi jefe no me dejaba salir sin que sea por peticiones de su mismísima hija.

—Manobal, el señor Minatozaki la solicita—caminé hacia la oficina principal y suspiré al toparme con la puerta.

Que mierda quiere ahora.

—Lisa, hace cuánto que no tenemos una charla informal—dijo con esa falsa simpatía, nunca me llamaba por mi nombre—Siéntate—señaló el asiento a su frente.

Tu Misterioso Amor - JENLISA G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora