Capítulo 1.

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El tráfico de New York era la pesadilla de cualquier persona que se haya despertado tarde para ir al trabajo. Ese era el caso de Freen quien maldecía en el asiento trasero del auto, preguntándose un millón de veces porque se había dejado convencer por su amiga Charlotte de salir la noche anterior. Claro, sin mencionar que había terminado acostándose con una mujer y para colmo, la mujer llamada Maria o Marie, no había querido levantarse en la mañana. ¿Desde cuando el sexo de una noche amanecía aun desnuda sobre en su cama?, esta era la primera que lo hacia y por supuesto la ultima, no podía darse el lujo de que volviera a suceder.

Respiro profundamente, intentando calmar su enojo mientras observaba las calles repletas de personas, unos con su teléfono en el hombro, otros con una mano llevando una bolsa y en la otra un café de Starbucks. El día había empezado tan jodidamente mal que no pudo siquiera tomar su café matutino en casa y esperaba en lo posible su secretaria le llevara uno.

El auto comenzó a moverse para salir de aquella gran avenida, pidió amablemente a su chofer Brandon que acelerara el ritmo. Ese día tenía una reunión con Benjamín Armstrong, socio y dueño de la mitad de la empresa.

Para entender mejor, Freen es una mujer que a sus 26 años había logrado ser dueña, bueno mitad dueña, de una de las más grandes empresas inversionistas del país.

Se había graduado a los 24 años siendo la mas destacada de la universidad, tanto así que apenas recibió el titulo decenas de contratos le llovieron para entrar en las distintas empresas del país. Ella rechazó cada una de ellas sin interés, su deseo era seguir en la empresa de su padre y así lo hizo. Después de tanto esfuerzo, su padre Arthur, la tuvo como prueba poco más de 6 meses, sintiendo el orgullo que tenia sobre su hija al tomar acciones en la empresa.  Un año después Arthur decidió retirarse dejando al mando a su hija y a su socio de toda la vida, para seguir el curso de esa gran empresa que tanto trabajo les había costado para llegar a la cima.

Desde entonces, hace un año ella prácticamente sola había mantenido corriendo el lugar, pues Benjamín había estado ajeno en todo lo que respecta. Pero eso no le impidió a la extravagante mujer aumentar los ingresos, tenia una mente voraz para conseguir contratos y eso la había hecho estar en la portada de la revista Cosmopolitan ese mes.

Sus empleados la respetaban de una manera impresionante, nunca había un trato fuera de lo profesional, solo con Kirk el jefe de recursos humanos, quien era uno de sus pocos amigos aparte de Charlotte. Se conocían bastante bien, él era como un hermano fastidioso, se querían a su manera.

Pero todo no era perfecto, esa mujer que aportaba miedo e intimidaba a sus empleados con el resonar de sus tacones, tenia un pasado que la atormentaba, y tal vez eso haya sido el detonante para que la Freen que estaba en ese momento maldiciendo el trafico de New York  fuera una mujer de aspecto frívolo y cruel, o eso daba a parecer.

Peinó su cabello con la yema de sus dedos, esperando que el auto estacionara frente al edificio para salir y empezar con su rutina. Bajó de allí acomodando su bolso Gucci en el brazo, arreglando su falda negra ya que se había subido un poco al levantarse del asiento.

Freen era una mujer atractiva bajo el ojo de cualquiera, con la piel ligeramente bronceada, un cuerpo de infarto que parecía haber sido esculpido por los dioses griegos, el cabello negro y largo, ojos azabache capaz de entrar a tu alma y descubrir hasta el pecado mas recóndito de tu ser, sus facciones eran mezcladas entre dureza y delicadeza.

Se notaba que cuidaba su piel facial específicamente. Definitivamente era una mujer envidiada por cualquiera, sin contar la inteligencia que esta aportaba ante toda situación.

Entró sin dar buenos días, caminando aun con el mal humor nublando su vista, sin querer una mujer chocó con ella en el vestíbulo del edificio desatando la ruda voz de Freen.

𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora