Capítulo 13.

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La tarde llegaba a su fin y el clima empezaba a gotear, Freen había pasado alrededor de una hora en el centro comercial en busca de algún regalo para Becky, un regalo de disculpa. Por supuesto, tardó más en su lucha interna pensando en si llevarle algo era lo correcto, pero reconocía que se había comportado como una tonta con ella. Luego de elegir lo aparentemente adecuado para ella volvió a la oficina,  dejando pasar el tiempo entre cigarro y alguna que otra copa de whisky para calmar sus nervios, estaba inquieta, el reloj parecía no querer correr y solo quería llegar a casa de su socia, pero y ¿si lo que le tenía que decir era malo? O algo peor... Por su mente pasó una pequeña posibilidad de que Nop tuviera algo que ver con los robos de la empresa y que Becky de alguna u otra manera lo ayudara, pero no, no podría ser así, su mente le estaba jugando una mala pasada y no lo permitiría.

Se detuvo a respirar profundamente, como si el oxígeno le ayudara a quitar todas sus inseguridades. Miró su reloj, ya era hora de irse. Recogió lo necesario y salió de allí rumbo a casa de Becky.

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Por otra parte una nerviosa Becky estaba en su habitación, donde lo único que se escuchaban eran sus pasos inquietos y sus pensamientos internos. ¿Será que vendrá? ¿Y si no entendió lo que escribí?, pensaba la menor angustiada. Su nana le había dicho al menos cien veces que si se había entendido lo que decía, ella misma le ayudo a escribirle. La ojimiel palpaba su reloj cada minuto, perdiendo la esperanza de que fuera a llegar, lo había arruinado todo al no contarle desde el principio su relación con Nop.

― Hija, quédate tranquila. Algo me dice que vendrá ― entró su nana al saber lo inquieta que estaría su niña

― ¿Y si no viene? Quedaré como una desesperada al haberle mandado ese intento de carta ― bufo derrotada dejando su incesante camino en la mitad de su habitación.

Amanda sonrió cariñosamente mirándola con ternura, la adoraba.

― Te preocupa mucho lo que ella piense mi niña ― Becky levanto su rostro a donde escuchaba la voz atenta ― ¿Tan importante es su opinión?

Becky alpó la cama para sentarse

― Es mi compañera de trabajo nana, se supone que debemos llevarnos bien ― suspiró en voz baja

― ¿Estas segura que es solo eso? ― inquirió curiosa la mayor

Becky frunció el ceño al escucharla, conocía a su nana y algo detrás de esas palabras le sonaba raro. Iba a responder pero fue interrumpida por el timbre de la casa, sus nervios volvieron a aparecer causando un revuelco ¿será ella?

― Iré a abrir, solo quédate tranquila me tienes nerviosa ―rió ligeramente Amanda saliendo de allí.

Pasaron un par de eternos minutos esperando alguna noticia, escucho unos pasos en el pasillo. Silencio.

Dos toques en su puerta

― ¿Puedo pasar?

Era su voz, ahora todo lo que tenía que decirle se había borrado automáticamente de su mente. Respiro profundamente dando una respuesta afirmativa, escucho la puerta abrirse, tenía la cabeza gacha claramente nerviosa.

Freen estaba allí parada mirándola con intensidad, viendo lo hermosa que era, culpándose por lo tonta que había sido al no dejarla hablar esta semana, había sido una idiota.

― Hey ―

Dijeron al unísono causando una leve risa en ambas rompiendo un poco la tensión

― Becky yo quería...

― Freen déjame hablar a mi primero por favor― suplicó la ojimiel en voz tenue

La pelinegra asintió, diciendo un "está bien" rápidamente al recordar que no podía verla.

𝐄𝐍 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora