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El ambiente era agradable, calido, los rayos del sol pasaban por la ventana brindando mas calides en la habitacion, dentro de esta sentado en la orilla de la cama se encontraba Nozel Silva, mientras leia unos informes en su pecho estaba su pequeña...

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El ambiente era agradable, calido, los rayos del sol pasaban por la ventana brindando mas calides en la habitacion, dentro de esta sentado en la orilla de la cama se encontraba Nozel Silva, mientras leia unos informes en su pecho estaba su pequeña hija, Acier, mientras que a su lado acostado dando patadas estaba su hijo, Nolay.

Nozel suspiro, dejo los documentos a un lado y dio suaves masajes en la espalda de su hija que se acurrucaba mas a el, mientras con su mano libre, movió sus dedos captando la atención de Nolay que pataleo mas fuerte, cuando acerca su mano su dedo índice fue agarrado por la diminuta mano.

Nozel se pavoneo ante el sentimiento de plenitud que se comenzó a plantar en su pecho, pero no quería admitir que esa mínima e insignificante acciona lo hiso tartamudear, pero aun así, sonrió un poco y siguió movimiento su mano.

Si tuviera otra magia, le justaría que fuera una de tiempo donde quisiera regresarlo y estar en ese momento en preciso, ¿por qué?, bueno, el déjà vu que estaba teniendo ahora mismo era tan aterrador y angustiante para su persona que no sabría cuanto mas podría aguantar. 

Era la misma pose, las misma acciones solo que este escenario era asqueroso, sus crías, heridas en sus brazos, habían acaba con el intruso, entonces, ¿Por qué no podía sentir tranquilidad?.

Todo era tan distorsionado, confuso y abrumador para alguien que apenas sabe como ser padre, y ya fallo en algo, en una simple tarea.

Cuidar a sus crías.

Lo que prometió, lo rompió, ¿esto lo convierte en un hombre de poca palabra?, ¿en un hombre mentiroso?, ¿en un blasfemico?, cualquiera que sea el caso, habia fallado, y eso lo estaba matando.

Lo que tenia frente a sus ojos, era horrible demasiado para el, habia visto muchas cosas, asquerosas, grotescas, horribles. Pero esta, esta excedía todo lo que alguna ves vio y vivio.

No habia sangre, solo dos crias, acostadas en una camillas, durmiendo, antes había visto escenarios parecidos, estaba ligeramente acostumbrado, pero, ¿Por qué ahora es tan asfixiante?, tal ves, porque ahora lo que estaban en esas camillas era sus propios hijos. 

El silencio de la sala era casi insoportable, el unico sonido que se podia distinguir era el de los hechizos de curación que emanaban de las manos de Owen. La luz mágica iluminaba los rostros de Nolay y Acier, ambos pequeños y frágiles, postrados en camillas. Su respiración era lenta, demasiado lenta, y sus pequeños cuerpos apenas se movían.

Nozel estaba ahi, lo suficientemente alejado para no interrumpir la concentración de Owen, quieto, callado y enfermo por dentro. Los recuerdos lo asaltaban sin piedad. Nolay y Acier, cuando tenian apenas unos meses de nacer, aferrando sus diminutos dedos a los suyos. El contacto de sus manos suaves y cálidas había llenado su corazón de un tipo de felicidad que nunca había sentido antes, y cuando dormian se encargaba de verlos a lo lejos y ahora, estaba teniendo una clase de déjà vu, un déjà vu grotesco y nauseabundo.

Mi hermoso deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora