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Entonces se casó, ahora portaba el apellido Kira, puede que su vestimenta haya sido básico pero no era el traje era el portador que elevaba la tela, se veía hermoso, pero su expresión no expresaba felicidad, era como siempre

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Entonces se casó, ahora portaba el apellido Kira, puede que su vestimenta haya sido básico pero no era el traje era el portador que elevaba la tela, se veía hermoso, pero su expresión no expresaba felicidad, era como siempre. Sería.

No sé que me llevo a asistir a presenciar tal atrocidad cómo lo que es esa boda, tal vez fue el peso de mi conciencia poniendo en primer lugar que era su mejor amigo y rival, debía estar ahí para apoyarlo aunque quemara. Entonces lo ví en el altar, muchas veces fantasee ese momento, que estuviera ahí esperándome a mi y no a esa mujer. Cuánta envidia sentí al verla entrar y estar en esos brazos fornidos. Yo debía ser ella, pero no es así. Y todo fue sellado.

Fuegoleon Vermillion Kira y Julia Vermillion Kira. Ahora compartían apellido, ahora estaban juntos para el resto de su vida, mi corazón no podía soportarlo, sentí náuseas y cuando pasaron por el pasillo el me vio, su mirada brillo al verme o eso pienso yo, no lo sé, el mundo se detuvo, y entonces comprendí que ese sería el último momento, era el final.

Armado de valor hablé en silencio, solo moviendo mis labios confesando mi amor, y tuve ganas de llorar sentí mis ojos húmedos pero no derramaron ningún líquido y el siguió de la mano con su prometida. Supongo que solo fui bueno en la cama más no para entrar a su corazón.

No lo volví a ver, después de verlo, tenerlo tan cerca y al mismo tiempo lejos de mi alcance era algo que no podría tolerar, entonces me fui, todos estaban allí aunque quisiera haberme quedado más, mi corazón no podía soportar cuan empalagosos estaba la pareja. Y me retire.

Y me di la libertad de llorar, derrame lágrimas amargas y saladas, me enrolle en las sábanas sollozando y gimiendo. Inconscientemente tenía la esperanza de que si llamara a Fuegoleon el vendría, pero era algo absurdo, ¿Que es más importando que su prometida?, ¿Un compañero de cama?, Pff, por supuesto que no. Saber que mis hermanos estarían en esa fiesta me dejaba la libertad de liberar mis emociones sin preocuparme de que alguien interrumpiera. No debía dejar que nadie viera mi debilidad, nadie debe ver cuán vulnerable era si se trataba de el, podría aparentar que no me afecta pero lo hace y mucho.

Ella disfrutaría de los besos, de su tacto, de sus caricias, de su cuerpo, de su bondad, de su sonrisas, ella si es suficientes ¿verdad?, yo conozco cuantas pestañas tienes, ella ni las ha contado, yo se de tu lunar bajo tu labio, ¿ella lo ha notado?, se que te gusta la emparrillada, ¿ella lo sabe?, pero supongo que esta bien, porque ella es una mujer Alfa que si esta a tu nivel, supongo. Debo dejarte ir y no puedo, por lo tanto debo aprender a vivir verte disfrutar del tacto de alguien mas aunque me queme el alma, aprenderé a vivir sin ti mas no a dejarte de amar.

Los días pasaron, me veía bien, o eso me decían, pero por dentro me dolía el alma, nunca te volví a ver hasta el momento donde tenia que partir, hora de hacer mi misión y centrarme en ello, pero no espere que hicieras algo que me hacia temblar el corazón, algo tan estúpido.

—No me lo dijiste— escucharte me hiso temblar.

El sol apenas salia y lo rayos chocaban contra tu cuerpo y hicieron brillar esa joya que demostraba que no eras mio cuando nunca lo fuiste ni seras. Mi estomago se revolvió, cuando lo mire mejor estaba señalando a mi y al barco detrás de mi con su intensa mirada.

—El Rey Mago considero que era mejor mantener esta misión en silencio o los demás querrían ir, ademas tu estabas con tu prometida.

Mi corazón se estremeció, tenia un sabor amargo, no me gustaba y sentí que te burlaste de mi cuando alsaste tu mano y miraste esa joya que te ataba a esa mujer y sonreíste, me dolía conocerte tan bien que supe que esa sonrisa era forzada y amarga.

—¿Cuando volverás?.

—¿Porque te importa?, deberías estar con tu esposa, ¿no?, es muy temprano.

Me sentí herido y no pude evitar reclamarte, me di la vuelta sobre mis talones dispuesto a subir hasta que jalaste de mi muñeca y de un momento a otro me abrazaste, mi corazón se acelero, mis mejillas se calentaron y sentí cuan cálido eres, pero aun así reprimí la emoción de abrazarte.

—Yo...— me apretaste mas y me gusto, ¿acaso me necesitas?, que absurdo— solo quería despedirme de ti.

Cuando me alejaste volví a sentir ese frió mañanero que me impulsaba a volver a estar entre tus brazos pero no accedí, no te mire porque si lo hacia temía derrumbarme frente a ti, pero no dejaste de tocarme tus manos aun seguían en mis hombros.

Me quede mirando tu marca en la frente negándome a mirarte, ¿tu me estabas mirando?, no lo se, pero ambos permanecimos callados, como si el aire que chocaba contra nosotros se expresara por si solo, pero debía acabar.

—Debo irme.

—Espera, quiero darte esto.

No se que pensamiento intruso me hizo pensar que seria así de fácil, después de todo lo que mas tiene es perseverancia, agarraste mi mano con descaro y me entregaste un pendiente que tenia una joya color azul en forma de una gota que era rodeada de una sola raya de un color naranja.

—¿Que significa esto?— alce mi ceja y lo mire de forma acusadora, ¿que buscaba?, ¿confundirme mas?.

—Un detalle, si no te gusta entonces...

—Lo tomo— se lo arrebate de sus manos— gracias— susurro apenado por mi actitud infantil.

—Nozel!, oh, Fuegoleon, disculpa...

La voz de Charlotte hiso que el rompiera todo contacto conmigo, sentí frió, me sentir inquieto en todos los aspectos, mi animal interno se removió.

—Charlotte, les deseo un buen viaje— solo escuche.

Me di vuelta y camine al lado de ella que sonrió.

—Te lo agradezco, Fuegoleon. Ya debemos irnos, cuídate.

Me dedique a mirar el mar no quería mirar a ninguno de los dos, ¿porque me dio el pendiente?, entonces el barco avanzo, pero no me espere que ese idiota gritara.

—Estaré esperando ansioso su llegada!

Llego a mis oídos tan fuerte que no pude evitar voltear a verlo, tenia una sonrisa gigante y sus ojos se achicaron tenia la pose de los caballeros, le devolví el gesto, Charlotte hizo lo mismo pero tenia sus mejillas colorados, conociéndola supo que ese mensaje no era para ella y lo hizo por respeto y vergüenza.

Sin duda, Fuegoleon es un imbécil de pies a cabeza y cualquiera que diga lo contrario es porque no lo conoce como yo.

Mi hermoso deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora