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Le gustaba, le encantaba ser alabado por ese hombre, le gustaba su tacto, la forma en que lo tocaba, le hablaba, todo eso en privado hacia que sus más oscuros deseos florecieran

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Le gustaba, le encantaba ser alabado por ese hombre, le gustaba su tacto, la forma en que lo tocaba, le hablaba, todo eso en privado hacia que sus más oscuros deseos florecieran.

Sin duda el sexo fue lo mejor pero lo que más llegó a atesorar fueron esos momentos donde ese hombre era cegado por su instinto y lo trataba con cariño y delicadeza.

Eres tan bello y cálido

Esos halagos en si podrían ser empalagosos o incluso cursis pero le gustaban, le encantaba y si el necesitaba del Vermillion el acudiría a su llamado y viceversa y en una de esas noches candentes dónde ambos se necesitaban más de lo que debían dijo algo que no debía.

Me gustas

Cuando se dió cuenta de sus palabras paro, el Vermillion lo miro desorientado y el miro a otro lado se sintió avergonzado, pero no entendió que tipo de gustar.

Tambien me gustas, sin duda eres impresionante en la cama. Si quieres podemos parar.

Oh. No entendió que tipo de gustar era, pero lo vio como un salvavidas y siguió, dolió Ese hombre no te ama. Era consciente de ello pero algo en el tal vez su corazón o su instinto le decía que esas caricias, esos halagos y esas largas noche de sexo no era vacío, había algo.

Puede que si hubiera algo, puede que no, puede que sea producto de su imaginación o su amor no correspondido buscando atención en esas caricias post-sexo, estaba confundiendo todo, pero aún así siguió con ello porque se enamoró perdidamente de Fuegoleon.

Y esa fue su perdición y tragedia. Su hermosa tragedia.

Miro la ventana que dejaba ver el reino de Trebol desde lo alto sentado en la ventana pensando. Hasta que el sonido de golpe contra madera lo hizo mirar a la dirección de la puerta de su habitacion , dando una respuesta afirmativa dejo que se presentara ahora con una charola de metal y té humeante en manos su hermana menor. Nebra Silva.

—Con permiso— hablo con una pequeña sonrisa.

Nozel confiaba en Nebra por lo tanto era la unica que sabia de su desliz.

—Buenas tardes— le devolvio la sonrisa— ¿como estas?.

—Bueno, para empezar, no sabia que era tan pesado el papeleo de un capitan— sonrio sirviendo el té y entregándole una taza a su hermano— pero es tolerable, me has guiado y enseñado a la perfección podría alardear que lo hago mejor que tu— rio un poco.

—Podrías hacerlo mejor que yo, si te lo propones— bebió del exquisito liquido.

—Podria...— vacilo— ¿como te sientes?.

Mi hermoso deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora