Mi hermoso desliz

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Ahora soy Fuegoleon Vermillion Kira, no era una buena combinación pero ¿eso importa ahora?, después de la fiesta en general dando a conocer mi matrimonio con Julia, ella paso a ser parte de mi familia, Mereoleona mostró su claro desagrado hacia ella a tal punto de ni siquiera dirigirse la palabra o inclusive la mirada cada que se veían y solo llegaba a interactuar cuando era algo importante, Leolpod pareció agradarle y cada que se veian intercambiaban palabras, ella estaba deprimida y por extraño que sea, no sentí la necesidad de consolarla, pero el peso en mi mente sobre ser su marido me hiso actuar, no tuve oportunidad de pelear con Mereoleona antes de siquiera largarse donde sea que fuera.

No llegue a intimar con ella aunque se hubiera ofrecido no tuve ese impulso en ello o la fuerza de voluntad de tocarla, aunque compartiera todas la noches cama con ella me rehusaba a hacerlo, ella estaba asustada e incomoda, supe que había sido objeto de manipulación aunque no lo aparentara, entonces decidí darle su espacio hasta que se acostumbre, no llegue a tener un contacto intimo con ella después de la boda, tampoco es que quisiera, entonces opte por dormir en mi oficina, mi cabeza palpitaba todas las noches sin excepción. Parece que casarme fue una condena y no algo hermoso como llegue a pensar en mi niñez.

Mi Alfa interno estaba molesto, no entendí cual era su punto pero se rehusaba a liberar sus feromonas para cubrir a Julia, y ahora sentado en mi escritorio mire directo la joya de mi dedo mostrando mi union, era tan denso y confuso, tenia muchos sentimientos encontrados, entre ellos la frustración y eso me molestaba. ¿De que estaba frustrado?.

―Fuegoleon!.

El llamado me hiso tambalear de mi silla. ¿En que momento Mereoleona entro sin que me diera cuenta?.

―¿Que mierda te pasa?, entre y te hable como por dos minutos.

Mi mirada confusa paso a una fulminante.

―¿Que haces aquí?, ¿no estabas rondando el reino?

―Si, estaba. Esta también es mi casa, no veo ninguna prohibición en pisar mi propia casa. 

Sus provocaciones me daban ganas de golpearla, pero no era el dia, ni el momento. Suspire buscando calmarme, la mire mejor estaba desarreglada, nada sorprendente ni de otro mundo y volví a preguntar.

―¿A que debo tu visita?.

―Vengo a quejarme contigo― me señalo― Estoy ofendida y indignada. Primero porque tu no fuiste a reino de corazón? y segundo, ¿porque no me dejan ir a mi?, digo, yo también soy fuerte y soy capitana. 

Alse mi ceja extraño a las quejas, sin duda Mereoleona era muy infantil y su imagen de tipa fuerte y que destruye todo a su paso hacen que me olvide de esa faceta existente, suspire.

―¿De que hablas?

―Hablo de que el principesco de Nozel si va a Reino de Corazon a hacer unos problemas diplomáticos o algo así y....