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El ambiente era frio, para nada acogedor. La luz tenue abrazaba su pálida piel, mas pálida de lo normal, mientras su pecho subía y bajaba de forma irregular.

Nozel despertó de golpe. El dolor lo sacudió antes que su conciencia. Su cuerpo entero se sentía ajeno, rígido y sofocado. El aire en la habitación era denso, opresivo, como si respirar fuera un privilegio que se le negaba. Apenas pudo registrar dónde estaba antes de que una punzada aguda y desgarradora lo atravesara. Se llevó la mano al pecho, buscando desesperadamente un alivio que no llegaba. Algo estaba mal. Muy mal.

El aire se le escapaba en jadeos entrecortados y, por un instante, creyó que se estaba muriendo. Una brisa suave, apenas perceptible, rozó su piel como una caricia refrescante. Nozel cerró los ojos, intentando aferrarse a ese pequeño consuelo que le ofrecía el viento, hasta que su respiración, poco a poco, comenzó a estabilizarse.

-Bienvenido, Lord Nozel- La voz de Owen resonó suave pero firme. ¿Estaba a su lado? No lo tenía claro. Sus oídos chirriaban y su vista seguía nublada.

Nozel parpadeó varias veces hasta que la figura del médico se enfocó. Owen se acercaba con pasos medidos, su expresión mezcla de calma y preocupación. Nozel intentó incorporarse, pero una nueva ola de dolor lo tumbó de vuelta al colchón. Su cuerpo temblaba, cada fibra lo obligaba a desplomarse.

Había pasado por momentos difíciles antes: mareos, insomnio, vómitos, incluso días enteros sin comer. Pero nunca había llegado a desmayarse. El dolor que sentía ahora era vagamente familiar, pero mucho más intenso.

El dolor lo doblegó, arrancándole un jadeo mientras su cuerpo se convulsionaba ligeramente. Intentaba respirar, pero cada bocanada de aire era como aspirar fuego.

-¿Que me paso?...- hablo de forma entrecortada buscando algo de lo cual aferrarse.

-Sufrió un colapso severo -explicó Owen mientras ajustaba las mantas de Nozel, como si tratara de hacer la situación más confortable-. Lo que experimentó fue una combinación de agotación físico y mental. Su cuerpo simplemente no pudo más. El estrés prolongado ha tenido un impacto directo sobre su sistema nervioso autónomo. Tuvo un episodio de taquicardia supraventricular, además de un espasmo muscular torácico grave, que es lo que ha provocado ese dolor agudo que siente en el pecho. Básicamente, su cuerpo se vio obligado a apagarse para evitar algo peor.

Nozel escuchaba, pero su mente no estaba centrada en el, parecía ajeno a la explicación de su propia situación, no queria escuchar. La palabras de Owen lo hicieron capacitar sobre lo que paso antes de que se desmayara las imágenes se arremolinaban en su mente: el ataque, sus hijos, el castillo. Todo apareció de golpe

El miedo lo volvio a invadir haciéndolo temblar.

-Mis hijos...- jadeo retorciéndose de dolor- ¿Donde estan?, ¿como estan?

-Lord Nozel, calma- puso sus manos en los hombros tambaleante- Estan bien, estan fuera de peligro.- su voz fue suave buscando calmandolo, ademas, uso su magia.

-Quiero verlos, ahora.- demando sentándose en la cama buscando pararse.

Apenas pudo sentarse su cuerpo actuó antes de que su mente pudiera advertirle del peligro de un profundo mareo que la habitacion girara violentamente a su alrededor. Su cuerpo no soporto el cambio avismal que tuvo haciendolo caer, pero, antes que volviera a tocar el colchon unas manos finas tocaron su hombro y cuello. Nozel parpadeo lentamente, cuando alzo su mirada visualizo a Charlotte que tenia su ceño fruncido.

Charlotte se sintio ansiosa cuando apenas entro a la habitacion y lo primero que vio fue ver a su amigo casi caer, busco volverlo a acostar pero el Silva se nego por lo tanto simplemente lo dejo sentado usando de soporte sus manos.

Mi hermoso deslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora