Capítulo. no. 2

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NARRA*Emi*

La herida aún había sanado, me dolía mucho. No sé cuanto tiempo dormí pero la nieve casi cubría todo el lugar, yo, estaba acostada sobre una cama de nieve que casi está teñida de rojo por mí sangre. No me levanté, no tenía la fuerza necesaria.

Vi — Emi?

Levante la mirada, ellas estaban prácticamente llorando. Demonios, pero que he hecho. Si que sé como hacer a las personas sufrir.

Emi — perdón... las he preocupado.

Ella me abraza, aunque eso me dolía, no importaba, estaré bien.

Ella me suelta.

Vi — Perdón... te lastime?

Niego.

Vi — Segura?

Emi — Si.

Pame — Quieres levantarte?

Asiento. Vi, Pame y Keily me ayudan a levantarme.

Keily— Esperen, llamaré a Dany para que te llevé con Jake.

Me quedó sentada sobre la nieve.

Emi— cómo es que hay tanta nieve? Cuanto tiempo estuve inconciente?

Pame— Uno de los nuestros, que puede controlar el estado climático, adelantó la tormenta y cubrió el humo de las llamas del laboratorio.

Vi— Estuviste inconciente casi un día. No a sido mucho, tranquila. Lo único que nos preocupa es que tu herida no sane.

La herida, estaba... mal. Tenían razón, la herida no sanaba, la hemorragia ya había cesado pero no había sanado, seguía abierta.

Dany— EMI!

Emi— Hola... Que tal?

Dany— Pues yo bien, mejor que tú.

Sonrió, al menos alguien que sabé sonreír en los malos momentos.

Pame— Hey, después pueden molestarse todo lo que quieran, pero ahora debemos llevar a EMI a que la revisen.

Dany asintió, me sentí mal, ellas no deberían estar preocupadas por mí.

Me llevaron hasta una casita de campamento, aunque no era muy pequeña, había mucha gente dentro, en camillas o siendo revisadas por otras personas. En un rincón estaba Jake esperando a que me recostaran en la camilla.

Emi— Hola.

Él sonrió.

Jake— Hola— sacó un botiquín— que nunca te mueres.

Emi— No, yo soy más difícil de matar que una cucaracha.

Ambos reímos. No podía moverme, me sentía muy débil. Jake desinfectó y cosio la herida. La anestesia me adormecio, no sentía nada y las cosas se ponían borrosas pero aún así no caí inconciente, no quería volver a dormir.

Jake— Bien, listo ya quedó.

Se sentó en la orilla de la camilla y tomó mi mano.

Emi— porque tardaron tanto en revisarme?

Luego analizó la pregunta.

Emi— Lo lamento.... no era mi intención... yo... yo.

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