࿐ ࿔*:･𝐔𝐍𝐊𝐍𝐎𝐖𝐍 | LA HISTORIA EN DONDE, A TRAVÉS DE los años, 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 descubrió que sería capaz de nadar por un lago de fuego, siempre que la recompensa sea volver a su hogar en ese par de ojos violeta.
• PERCY JACKSON X MALE...
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UN MES Y MEDIO DESPUÉS DE LA GRADUACIÓN JUNIO, 2011.
TRAS CUATRO SEMANAS DE INCERTIDUMBRE DESPUÉS DE HABERSE graduado del instituto, el aire de junio los recibe con la esperanza de que, después de haber tenido meses tan tranquilos, las cosas finalmente pueden mejorar para ellos. Percy se encuentra en la parada de autobús frente al punto de encuentro que acordó con los demás. Detrás de él se encuentran los demás chicos que esperan por un turno para entrar a ese lugar, le dirigen miradas confundidas que Percy hace el mejor intento de ignorar.
Hasta que esa mata de mechones blanquecinos entra en su campo de visión.
Allyn corre hacia él luciendo tan radiante como de costumbre. Pólux y Cástor iban junto a él, ambos tan ajetreados como el mismo Allyn. Percy se acostumbró bastante rápido a lo mucho que su novio y sus hermanos llamaban la atención en público, a veces por causas buenas y a veces por causas no tan buenas, como explotar un auto en medio de la calle o perseguir a un monstruo en la plaza más grande de la ciudad.
No obstante, la atención que recibió su novio allí fue de las que Percy menos soportaba. Un grupo de animadoras batió sus pompones con más fuerza al tener una imagen clara de los trillizos. Dos sujetos de aspecto atlético —con chaquetas del equipo de fútbol— se acercaron a ellos con la intención de reclutarlos, pero sus guiños dejaron un mal sabor en la boca de Percy.
Por suerte, un siseo enfurecido de Pólux bastó para que los dos sujetos los dejasen continuar con su camino.
Y la sensación de molestia desapareció tan pronto como Allyn se lanzó a sus brazos y unió sus labios. Percy profundizó el beso con un gruñido de satisfacción. Tan solo dos días sin verlo y se sentía a punto de enloquecer. A eso es lo que tanto le temía en el pasado, a que la necesidad de estar junto a ese chico crecía cada día más, llegando al punto de ser menos soportable con el pasar del tiempo.
—Cielo —susurró Allyn contra sus labios.
Percy apartó algunos mechones de su rostro.
—Amor.
—¡Asco! —se quejó Cástor.
—Envidioso —canturreó Pólux—. Dime, ¿estás así por ellos o por la rabia que te causa no poder estar de la misma forma, pero con Travis Stoll?
—¿Insinúas que yo sufriría por ese bastardo? —Cástor rodó los ojos—. No, muñeco, no te equivoques.
Pólux dejó un apretón juguetón en la mejilla de su hermano.
—Esa es la cosa conmigo, Cas, yo jamás me equivoco.
—¿Podríamos movernos un poco? —murmuró Allyn—. Siento que todos nos observan.
—Tal vez te observan porque sigues en los brazos de Percy.
Los cuatro giraron hacia el origen de aquella voz.
